Año CXXXVI
 Nº 49.680
Rosario,
lunes  02 de
diciembre de 2002
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En Rosario el delirio rojo llegó hasta el Monumento

Cuando el árbitro Gabriel Brazenas pitó el final del encuentro en el que el Rojo goleó a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, los hinchas de Independiente pudieron respirar tranquilos y al fin gritar campeón. Así, el país futbolero comenzó a teñirse de color rojo.
Sin dudas los más privilegiados fueron aquellos hinchas que estuvieron presentes en el Nuevo Gasómetro, pero el resto no se quedó atrás. En cada punto del país donde había un simpatizante del diablo hubo festejos. Y Rosario no fue la excepción, ya que un numeroso grupo de hinchas se arrimó el Monumento a la Bandera para transformar en euforia la incertidumbre que acumuló durante una semana, desde que el volante rojo Lucas Pusineri metió el cabezazo del agónico empate contra Boca, que significó media vuelta de Independiente.
Lógicamente el "Dale campeón" fue la frase que más veces y con mayor fuerza sonó en el lugar elegido por los rosarinos a la hora de festejar cualquier tipo de acontecimiento. Pero claro, en más de una oportunidad los hinchas también se acordaron del equipo del uruguayo Tabárez. "Me parece que Boca no sale campeón, sale el rojo, sale el rojo, sí señor", se escuchaba mientras las bocinas de los automóviles y el número de simpatizantes se multiplicaban con el correr de los minutos.
"Viejo, Independiente salió campeón", le decía un hincha a su amigo, segundos antes de que ambos se fundieran en un abrazo. Es que todos sabían que el título ya había emprendido viaje hacia Avellaneda, pero más de uno todavía parecía embarcado en una especie de sueño, del que seguramente no querrán despertarse durante mucho tiempo.
Tuvieron que esperar ocho años, desde que ganaron el torneo Clausura 1994, pero ayer finalmente se dieron el gran gusto de volver a celebrar un título. O un campeonato, como dicen los hinchas.
Así, con el revoleo típico de banderas, camisetas y cualquier tipo de trapo rojo se fue cerrando una jornada de éxtasis para los discípulos del diablo. Una jornada que no olvidarán por mucho tiempo, por lo menos hasta que su Independiente querido vuelva a ser campeón.


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