Año CXXXVI
 Nº 49.680
Rosario,
lunes  02 de
diciembre de 2002
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El país del Diablo tocó el cielo con la manos

Independiente sumó ayer su decimocuarto título del profesionalismo y quedó tercero detrás de River y Boca, pero suma la misma cantidad de subcampeonatos, con lo que es segundo detrás de los de Núñez, doblando a su vecino Racing (7 y 6, respectivamente) en estos rubros.
Y esto en el plano local, ya que en el internacional suma 7 Copas Libertadores, 2 Intercontinentales, 3 Interamericanas, 2 Supercopas y 1 Recopa.
Con estas 15 conquistas que lo mantienen en la cúspide del mundo pese a estos últimos años de escasos festejos y las comparaciones efectuadas en el ámbito nacional, bien puede decirse entonces que Independiente es indiscutido rey de Copas, príncipe de Argentina y dueño de Avellaneda.
Por eso no extrañó que ayer, tras consumarse la victoria sobre San Lorenzo que selló el título del torneo Apertura, la celebración estalló espontánea de punta a punta del país, desde Chubut hasta Jujuy, como pasa cuando produce algo un grande de verdad.
En la chubutense Comodoro Rivadavia estuvo Pedro Silvera, el padre del goleador del Apertura, Andrés Silvera, manifestó que siempre le "tuvo fe" a su hijo "desde que empezó a jugar de chico al fútbol".
"Y ahora que se convirtió en el primer campeón y goleador de Comodoro Rivadavia siento un gran orgullo por él. Estoy muy contento. Sabía que el título no se podía escapar", dijo don Pedro Silvera.
"Cuando hizo el segundo gol de Independiente se me cruzaron algunas imágenes de cuando lo llevaba de chiquito a la cancha a jugar el fútbol de salón en la Comisión de Actividades Infantiles (CAI)", el club de origen del actual delantero de Independiente.
Y fue Yésica, la hermana de Andrés, quien tuvo tiempo de resumir el sentir familiar, al afirmar que "cuando el año pasado fue criticado porque no se le daba una, todo el mundo sufría. Ahora estamos muy contentos".
Leonardo, Yésica, Natalia y Graciela son los hermanos de Andrés Silvera. Su padre, Pedro, es desocupado y su madre, Angélica -hincha de Boca Juniors, nada menos-, es una apreciada y eficiente enfermera del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia.
Pero muy lejos de allí, en la otra punta del país, hinchas jujeños de Independiente expresaron su algarabía por la conquista y se unieron en un solo festejo en el centro de esa ciudad, paseando toda su pasión por las calles.
A pesar de la llovizna, que poco importó, centenares de simpatizantes rojos prefirieron prenderse al festejo recorriendo los distintos barrios subidos a algún vehículo.
Y muy cerca de allí, nuevamente la plaza principal de la capital de Salta, la 9 de Julio, fue el epicentro de los festejos de los hinchas rojos, que coparon el principal paseo de la ciudad para celebrar ruidosamente la obtención de un título tras ocho años de postergaciones.
Pero también en las principales ciudades del interior de Salta como Rosario de la Frontera, Metán, Tartagal y Orán sucedió otro tanto, lo mismo que en poblaciones del Valle de Lerma donde la algarabía alcanzó gran colorido, siempre dentro de un clima de absoluta tranquilidad.
No aconteció lo mismo en Mendoza, donde se registraron cuatro detenciones y dos efectivos policiales fueron heridos como saldo de los descontrolados festejos de hinchas de Independiente.
La policía indicó anoche que dos efectivos de la Unidad Ciclista de Acción Rápida fueron golpeados en la cara por los manifestantes y fueron atendidos en la guardia del Hospital Central, estando "fuera de peligro".
En tanto cuatro hombres fueron detenidos por personal de la comisaría tercera en una pizzería de la calle Las Heras de la capital mendocina, sin que aún se sepa si son responsables de las agresiones a los agentes de seguridad.
Finalmente en Bahía Blanca, caravanas de vehículos con simpatizantes de Independiente recorrieron las calles céntricas de la ciudad festejando la obtención del título.
En la plaza Rivadavia, la principal de la zona, los aficionados hicieron explotar petardos mientras la celebración se prolongaba alrededor de ese paseo y por otras calles del centro bahiense.
La caravana de automóviles, motos y bicicletas, además de los simpatizantes que ocuparon las veredas, desfiló por calles O'Higgins y Alsina, tomando luego la avenida Leandro N. Alem hacia el Parque de Mayo, principal paseo de la ciudad.
Y en Avellaneda, el corazón de la alegría roja, los hinchas no pudieron disfrutar porque apenas los dejaron traspasar las puertas de ingreso al estadio. Claro que si eso fue una mancha, este primer día de diciembre no se notó, porque el país es demasiado grande como para albergar toda la felicidad roja. (Télam)


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