Central necesita imperiosamente ganar esta tarde para poder cicatrizar la herida que provocó Daniel Giménez el pasado sábado en Santa Fe ante Unión. El tornado arbitral no sólo se llevó los tres puntos que los canallas estaban a punto de conseguir frente a los tatengues sino que también le diezmó el potencial futbolístico, consecuencias que obligaron a Miguel Angel Russo a adelantar las elecciones de los juveniles. Algo que el técnico ya insinuaba desde el pasado lunes y que terminó de confirmar ayer, cuando ratificó a Ramiro Fassi como stopper por izquierda y ubicó entre los relevos a Renzo Ruggiero y Germán Herrera. En consecuencia, Manchado, Fassi, Papa, De Bruno y Delgado serán los reemplazantes de los jugadores que el sargento se llevó: Castellano, Rivarola, Pino, Barros Schelotto y Mandra. Con el trabajo de reconstrucción concluido, Russo enviará a su equipo a quedarse con los tres urgentes puntos, y para esto utilizará un esquema en defensa con líbero y stoppers, dos carrileros bien definidos, un diagrama dinámico en el que Vitamina Sánchez tendrá que cumplir con algunas horas extras para colaborar con el Negro Quinteros en la contención y con Luciano De Bruno en la creación y fundamentalmente en el abastecimiento a los punteros César Delgado y Luciano Figueroa. Pero el entrenador sabe que el rival es de mucho cuidado, porque se trata del mismo Banfield que humilló a River y que intranquilizó a Independiente, dos victorias que al equipo de Garisto le significaron un importante tributo en puntos y confianza. A tal punto los canallas saben que el compromiso de hoy es de trámite cerrado que han ensayado con dedicación las jugadas con pelota parada, conscientes de que será de vital significación poder capitalizar en el juego hasta la mínima ventaja. Y justamente por esta vía Central conquistó tres de los cinco goles que hizo en los dos últimos partidos. La tarea no aparece como sencilla, porque más allá de las virtudes de este Banfield aplomado y criterioso, los canallas tienen su mayor desafío en los funcionamientos propios de los jugadores que hoy tienen la difícil misión de reemplazar a los más experimentados. Aunque Russo en los días previos les transmitió a sus jugadores la confianza necesaria y trató por todos los medios de quitarles presión, y apostó a ganador con la impronta de los juveniles y con las ansias de los que habitualmente no son titulares, todos quienes hoy apelarán a su arrojo para demostrar su real cuantía. Central emerge de las ruinas que dejó un accidentado partido para darle forma a la edificación de un futuro mejor, y lo hace con la convicción de que tendrá en las populares y plateas el respaldo de un público que no claudica. Y con la esperanza de no volver a ser víctima de un despojo.
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