Año CXXXV
 Nº 49.658
Rosario,
domingo  10 de
noviembre de 2002
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Opinión: Ya no hay margen para la aventura

Sergio Faletto / Ovación

Las crisis tienen causas, las que siempre emergen de los errores, por lo que es determinante detectarlos y no repetirlos si el objetivo es salir de la traumática situación. Caso contrario el desenlace será más grave. Claro que para esto es imprescindible formular una profunda autocrítica. Que es más difícil que descubrir los yerros cometidos, porque implica una cruda revisión de las políticas implementadas, para la que es indispensable despojarse de los intereses individuales de toda índole.
Si los directivos de Central logran este cometido, la entidad habrá dado un gran paso para recuperar su identidad, aquella que a lo largo de los años le permitió ser un club productor y detector de buenos jugadores, los que por décadas hicieron que Arroyito fuera uno de los mejores exponentes en divisiones inferiores. Que no fue obra del espíritu santo. Fue el resultado de la ejecución de un plan de trabajo sustentado en el conocimiento, en la organización, en el respeto, en la transparencia y en la honestidad de sus hacedores.
José Aurelio Pascuttini asoma hoy como el punto de apoyo para implementar el proyecto de reconstrucción de la cantera canalla. Porque es un técnico que sabe de qué se trata, porque no es permeable a los fuertes intereses que surcan las inferiores y porque a pesar de los años vividos logró poner a resguardo sus ideales, una tarea para nada sencilla cuando se integra una sociedad atravesada por el mercantilismo.
Algunos dirigentes consideran que el Coco es el mejor candidato para coordinar las divisiones menores. Pero para convencer a un técnico de estas características las palabras no bastan. Es imprescindible darle señales claras de cambio, de respaldo, de libertad, de renunciamiento y hasta de protección, porque todos saben que el fútbol actual es como el carbón, si está apagado ensucia y si está encendido quema. Y en esta crisis de valores, todos son culpables hasta que demuestran lo contrario. Y una vez que logran demostrarlo, siempre queda el fatídico "pero algo habrá hecho".
Si el gobierno auriazul logra superar el desafío de cumplir con una autocrítica y garantizarle a Pascuttini una férrea política de cambio y transparencia en las divisiones inferiores, el entrenador se quedará sin excusas para reiterar su negativa. Y no debe ser simple para un canalla decirle otra vez que no a su Central.


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