Moscú. - El Kremlin cerró ayer las puertas a una respuesta pacífica al conflicto en Chechenia, que ya dura una década, prometiendo "eliminar" al presidente electo de la región separatista, Aslan Maskhadov, que una vez fue visto como el único líder rebelde con el que Moscú podría hablar. Por primera vez desde el final de la toma de rehenes en Moscú el pasado sábado, responsables del Kremlin, de los servicios de seguridad (FSB), de la fiscalía y de la alcaldía de Moscú dieron una conferencia de prensa común, pero no quisieron responder a todas las preguntas comprometedoras sobre la polémica operación para liberar a los rehenes, que dejó hasta el momento 119 cautivos muertos, casi todos a raíz del gas utilizado.
En Chechenia, en tanto, las fuerzas rusas aumentaron las "operaciones especiales" persiguiendo rebeldes que podrían tener vínculos con la toma de cientos de rehenes en un teatro de Moscú, que duró 58 horas. Las tropas rodearon campos de refugiados en la vecina Ingushetia, en la frontera occidental con Chechenia.
"Tenemos que eliminar a las personalidades del movimiento: Maskhadov, Shamil Basayev y Ruslan Gelayev", dijo en conferencia de prensa Sergei Yastrzhembsky, portavoz del Kremlin para Chechenia. Basayev y Gelayev son dos comandantes de alto rango en el terreno que se cree coordinan el grueso de las acciones contra las tropas rusas. Ni el portavoz del Kremlin ni los responsables militares que hablaron en la rueda de prensa aportaron pruebas concretas de la participación del presidente checheno, deslegitimado por Moscú, en el asalto terrorista al teatro Dubrovka.
La guerra en Chechenia, que desde hace tiempo transcurre lejos del público, regresó la semana pasada al centro del escenario político, después que unos 50 rebeldes armados tomaron un concurrido teatro moscovita, exigiendo la retirada de Rusia de la devastada región. Tras la crisis en el teatro, en el que murieron al menos 119 rehenes y 50 rebeldes cuando las tropas rusas atacaron el edificio. Francia y otros Estados occidentales instaron al Kremlin a hablar con los separatistas y buscar un acuerdo de paz similar al que puso fin a la guerra de 1994 a 1996. Pero haciéndose eco de la rechazo del presidente Vladimir Putin a conversaciones con "terroristas", Yastrzhembsky dijo: "Maskhadov ya no puede ser considerado un representante legítimo de esta resistencia. No hay nadie de la clandestinidad chechena con quien estemos listos para conversar".
Maskhadov, electo jefe de gobierno en la región separatista durante una breve pausa en el gobierno ruso en 1997, fue durante mucho tiempo el contacto entre el gobierno ruso y los rebeldes chechenos, aunque el Kremlin dejó de reconocerlo como presidente cuando las tropas rusas regresaron a la región en 1999.
En pleno conocimiento
En noviembre del 2001, Rusia le prometió inmunidad al enviado de Maskhadov, Akhmed Zakayev, para que se reuniera con un funcionario del Kremlin en un aeropuerto de Moscú, el único encuentro formal de ambas partes durante la segunda campaña de Rusia en Chechenia. Pero tras la crisis del teatro el Kremlin ha vinculado repetidamente a Maskhadov a movimientos "terroristas". "Maskhadov estaba en pleno conocimiento de la operación y la tragedia ha dado un duro golpe a su reputación", dijo Yastrzhembsky tras divulgar grabaciones de conversaciones telefónicas que presuntamente vinculaban a Maskhadov con la toma del teatro. Maskhadov se ha distanciado del ataque, y ofreció sus condolencias a las víctimas.
En un golpe a su capacidad de sostener conversaciones de paz, Moscú presionó a Dinamarca para que arrestara y extraditara a Zakayev, quien se encontraba en Copenhague para una conferencia sobre Chechenia. Zakayev fue detenido el miércoles y Yastrzhembsky confirmó que Rusia buscaba su extradición.
Putin, en tanto, llamó a los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) a unirse en torno a Rusia para luchar contra el terrorismo internacional en todo el espacio postsoviético. "Cada uno por su cuenta no podrá erradicar el terrorismo en la CEI", alertó Putin en una reunión en el Kremlin del Consejo de Seguridad. Putin, quien tras los atentados del 11 de septiembre en EEUU había ofrecido a la guerrilla chechena un diálogo para llegar a la paz, ahora lo dio por muerto, amenazó con castigar a los terroristas dentro y fuera de Rusia y ordenó encomendar esta tarea a las fuerzas armadas. (Reuters y AFP)