Unas ocho personas murieron, seis de ellos niños, otras ocho están gravemente heridas y unas 40 estaban atrapadas entre los escombros de un jardín de infantes que se desplomó, debido a un fuerte sismo que afectó ayer a la pequeña localidad de San Giuliano di Puglia, en la región de Molise, en el sureste de Italia.
Los socorristas y bomberos de esa localidad de 1.200 habitantes procuraban liberar a unos 40 niños de entre 3 y 6 años que permanecían aun atrapados luego que el techo del jardín de infantes se derrumbó por el terremoto de 5,4 grados en la escala de Richter que sacudió el sureste de Italia, a las 7.30 hora argentina.
Los socorristas, que en un principio estimaron que la mayor parte de los niños habían muerto, dijeron anoche que se escuchaban quejidos y que muchos estaban con vida ya que respondían a los llamados, debido a que el piso de madera formó al derrumbarse una especie de cúpula que los protege.
La acción de los bomberos y los organismos de rescate estaba dificultada por los padres de los pequeños, que presionaban por acercarse al lugar de la tragedia en medio de escenas de desesperación.
Se calcula que al derrumbarse el techo de la escuela afectó a unas 60 personas, entre niños y maestros.
Los socorristas lograron extraer seis cuerpos de niños que concurrían al jardín de infantes y rescataron a otros 25 vivos de entre los escombros, pero se informó que ocho de ellos permanecen en estado grave.
Mientras se organizaban las tareas de rescate, otros dos nuevos temblores sacudieron la pequeña localidad a las 13.56 y 14.10 hora argentina, por lo que los pobladores volvieron a salir a las calles y, en medio de escenas de pánico, se refugiaron en el Palacio de los Deportes de la ciudad.
"El balance de víctimas va a aumentar", advirtió el viceprefecto de Campobasso, Piero Ucci y señaló que las personas fallecidas que pudieron rescatar habitaban en la pequeña localidad de San Giuliano di Puglia. En tanto, una anciana de unos 90 años y una mujer de 56 fueron encontradas muertas en sus viviendas al derrumbarse la pared de sus casas.
Los equipos de rescate trabajaban anoche con perros rastreadores buscando al resto de los niños y maestros desaparecidos, ya que al momento del temblor había al menos 59 personas en la escuela, la mayor parte niños de entre 3 y 6 años.
Violenta sacudida
"Fue una sacudida corta pero intensa, los vasos y las botellas volaron por los aires y la gente se miraba una a otra como petrificada sin saber qué pasaba. Algunos se pusieron a llorar y gritar", declaró Sergio Di Iacovo, propietario de un bar en Campobasso.
"Es una operación muy peligrosa y delicada. Hay escombros por todos lados. Todo es inestable y no podemos usar ni palas", explicó un miembro de la Cruz Roja mientras excavaba con las manos.
Protegido por una máscara, el socorrista explicó que estaban "creando huecos" entre los escombros a través de los cuales escuchaban a los niños.
"Se oyen sus voces, personas que hablan, pero nos toca trabajar muy lentamente porque todo vibra, es muy peligroso", reiteró Carlo.
Dos helicópteros aguardaban no muy lejos de la escuela a los heridos graves para transportarlos al hospital pediátrico de Roma, cuyas unidades están en estado de alerta.
Los habitantes del pueblo iluminaron con fogatas la carretera principal que conduce a la localidad desde donde siguen las operaciones de rescate, que durarán todo el día, se estimaba.
Además de San Giuliano, el sismo se sintió en varias regiones, como Campania, Apulia, Abruzzo y en partes de Lazio, incluida Roma, al tiempo que una línea de tren quedó cortada y el suministro eléctrico y telefónico quedaron inutilizados.
Testigos oculares aseguran que ocurrieron escenas de pánico en las regiones de Basilicata e Irpinia, en las que en 1980 un fuerte terremoto provocó la muerte de 2.500 personas. (Télam)