Hoy por hoy, en la Argentina, aparece por un lado el Súper 9 como un campeonato muy ambicioso, que tiene la posibilidad de incluir cuatro equipos internacionales, una Urba poderosa dividida en dos y el resto del país regionalizado y bien definido; y por otro están los torneos de clubes de la importancia del torneo del Interior y del Nacional de Clubes.
-En ese contexto, ¿la UAR trabaja en pos de un rugby para clubes o para selecciones regionales? ¿Enfocando cuál de los dos se beneficiaría más el rugby argentino?
-Acá hay una realidad. En Argentina tenemos que diferenciar lo que va a ser un rugby recaudador, que va a servir para bancar al rugby amateur, y el rugby de clubes, que tiene que ser absolutamente amateur porque es la célula por la cual todos trabajamos. Particularmente estoy en el rugby argentino no para hacer un negocio para la superestructura del rugby, sino para que esa superestructura haga un producto vendible y marquetinero, y que pueda convocar chicos a los clubes. Por eso tiene que haber una parte del año en la que el rugby argentino salga a vende su mejor exposición, lo que a mi juicio es el rugby de los seleccionados regionales, de las selecciones de Uniones y de Los Pumas. Eso hay que compactarlo en una parte del año para que el beneficio lo reciban los clubes amateurs de la Argentina, como sucede en todo el mundo. La única forma que tenemos en el rugby moderno de proteger el rugby amateur -como sucede en Nueva Zelanda y Australia, donde 135.000 jugadores lo practican en forma amateur y sólo 250 lo hacen como un deporte de élite-, es apuntando hacia donde aparecen los derechos televisivos y los sponsors de gran nivel, ya que las recaudaciones son las que serán destinadas a solventar todos los clubes y todo el desarrollo del rugby del país.
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La Ciudad
