Brasilia. - Lula da Silva, el presidente electo de Brasil, prometió ayer priorizar en su gobierno la lucha contra el hambre y la pobreza -creará para esto una Secretaría de Emergencia Social-, pero manteniendo la inflación bajo control, la disciplina fiscal y honrando la pesada deuda pública brasileña, tal como exige el acuerdo firmado con el FMI. El mandatario electo recibió felicitaciones de todo el planeta, entre las que destacan las cálidas palabras del titular del FMI, Horst Köhler, y del presidente de EEUU, George W. Bush. El empresariado brasileño reiteró su apoyo, ya expresado en la campaña electoral, pero en Wall Street los analistas dejaron claro que esperan el inmediato nombramiento de un equipo económico favorable al libre mercado que garantice no sólo los pagos de la deuda y la disciplina fiscal sino que afronte además un duro ajuste estructural.
"No hay soluciones milagrosas para la deuda social acumulada en este último período, pero es preciso comenzar desde el primer día de gobierno", afirmó Lula en su primer pronunciamiento tras la aplastante victoria electoral que logró el domingo (61,27% contra el 38,73 del oficialista José Serra. El ganador obtuvo unos 53 millones de votos). Ante cientos de periodistas en un hotel de San Pablo, prometió honrar la abultada deuda del país de 260.000 millones de dólares e indicó que será esencial para la recuperación de la economía el apoyo de los organismos multilaterales de crédito. Agregó que "como dijimos en nuestra campaña, nuestro gobierno va a honrar todos los contratos del gobierno, no perderá el control de la inflación, y mantendrá una posición de responsabilidad fiscal". Brasil posee la novena economía del mundo y la cuarta peor distribución del ingreso del planeta.
El FMI afirmó que la elección de Lula es una "afirmación de la democracia" en Brasil y "ofrece una oportunidad histórica de responder a las aspiraciones económicas y sociales de los brasileños", según Horst Köhler. "El fuerte resultado electoral es una nueva afirmación de la democracia vibrante de Brasil", agregó Köhler en un mensaje de felicitación dirigido a Lula.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llamó ayer al presidente electo de Brasil para felicitarlo por su victoria electoral y dijo que trabajaría con él en asuntos como democracia, gobierno y comercio. "El presidente Bush dijo al presidente electo da Silva que esperaba trabajar con él, especialmente en lo relacionado con impulsar la democracia, el buen gobierno y el comercio libre en el hemisferio", informó la Casa Blanca en un comunicado.
Europa tampoco se quedó quieta. Francia y Alemania, los dos pesos pesados de la UE, invitaron al líder del Partido de los Trabajadores (PT) a realizar una visita oficial, incluso antes de que asuma el cargo el próximo 1º de enero, demostrando así su voluntad de conocer personalmente al primer presidente brasileño de izquierda en la historia de Brasil. El presidente francés, Jacques Chirac, consideró "esencial la construcción de una verdadera asociación entre la UE, por un lado, y el Mercosur y América Latina, por el otro, a fin de firmar un compromiso a favor de un mundo multipolar y una globalización humanizada". La UE y Mercosur negocian actualmente un acuerdo de asociación que incluye el libre comercio. En Alemania, el canciller Gerhard Schroeder y el presidente Johannes Rau también expresaron el deseo de recibir pronto a Lula en Berlín.
En tanto, el presidente saliente, Fernando Henrique Cardoso, indicó que las palabras de Lula mostraban "un camino de responsabilidad y de continuidad que es necesario para Brasil". Lula prometió impulsar un "pacto nacional" con partidos políticos y grupos sociales, y empeñarse personalmente en impulsar reformas vistas como imperativas, especialmente en el área tributaria y de la deficitaria seguridad social. Para combatir el hambre y la pobreza endémicas en el país, anunció la creación de una Secretaría de Emergencia Social.
El ex líder sindical tendrá una primera reunión en calidad de presidente electo con Cardoso hoy por la mañana en Brasilia, en un encuentro que marcará el inicio formal del proceso de transición hacia el nuevo gobierno.
La Federación de las Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), la más poderosa entidad empresaria de Brasil, exhortó a todas las fuerzas políticas del país a "desarmarse" y unirse en torno al presidente electo. "Es necesario entender que éste es el momento de unión nacional. Los partidos que perdieron necesitan entender que éste es el momento de darse las manos y construir. Es necesario darle un tiempo al nuevo gobierno", expresó el presidente de la entidad, Horacio Lafer Piva. En similar tono, el sector supermercadista afirmó que quiere participar del pacto social propuesto por Lula, según señaló el titular de la Asociación Brasileña de Supermercados (Abras), José Humberto Pires de Araujo. "Tenemos la obligación de colocarnos a disposición del gobierno", agregó.
Wall Street muestra los dientes
Pero en el exterior, especialmente en el ambiente financiero de EEUU, el tono de apoyo fue mucho menos enfático. Lula tiene que actuar rápido para devolver la confianza al mercado, sacudido en los últimos meses por la incertidumbre electoral, opinaron los analistas de Wall Street.
Lula "debe actuar con rapidez, y dar una clara señal de que implementará las reformas estructurales necesarias para sanear la economía", opinó Paulo Leme, director de mercados emergentes de la firma Goldman Sachs. El economista Ricardo Amorim, que dirige el equipo para América latina de la firma de investigaciones IdeaGlobal, dijo que "el principal temor de los mercados con respecto a Lula es que sus políticas no sean suficientes para contener la devaluación de la moneda y para cubrir la deuda externa. Los inversionistas no le van a dar el beneficio de la duda", advirtió el experto.
El director de mercados emergentes para América latina del banco de inversiones Deutsche Bank, José Luiz Daza, coincidió en que "a corto plazo, los mercados van a mantenerse cautelosos" respecto a Brasil. El analista afirmó que Wall Street cree, y espera, que el gabinete de transición, que Lula debe nombrar hoy, va a enviar "palabras alentadoras al mercado", reiterando las promesas de que el nuevo gobierno honrará todos los compromisos de Brasil y mantendrá una política de disciplina fiscal.
Pero "el problema vendrá después", advirtió el analista, destacando que "la medicina que Brasil tiene que tomar es bastante difícil. Lula va a tener que cortar gastos, adoptar reformas estructurales, entre ellas una reforma impositiva, que requiere reformas constitucionales. Y todo eso no va a ser fácil", pronosticó. (AFP, Reuters y DPA)