José M. Petunchi / Ovación
Los números siempre son materia de análisis. Porque si bien todas las veces no se valen por sí solos, dan pautas para ir más allá de la frialdad y la claridad que arrojan. La cuestión es que Central no levanta cabeza, los partidos pasan (ya suma ocho encuentros sin ganar), el promedio es cada vez más flaco y el descenso está a la vuelta de la esquina. Es cierto que todavía falta mucho camino por recorrer -van 14 de las 38 fechas de la temporada- pero no se advierte una respuesta y en el horizonte inmediato no se vislumbra una salida. "No cambió nada, todo sigue igual", dijo el Flaco Menotti, luego de la derrota del domingo ante Independiente. La respuesta del técnico apuntaba a su continuidad al frente del plantel canalla. Sin embargo, no todo sigue igual. Porque Central perdió otros tres puntos en la tabla que a esta altura más le interesa, la del promedio. La misma en la que en las fechas iniciales les había recortado valiosos puntos a sus rivales y en la que ahora empieza a resignar buena parte de esa cosecha. La evidencia de los números es contundente y no deja margen de maniobra: de los últimos 24 puntos sólo rescató 4. Menos del 20 por ciento. Y para colmo, el equipo viene exhibiendo desde hace varias fechas esa bajante pronunciada que muestran la mayoría de los equipos de César Luis Menotti en la segunda parte de los torneos. Y así no hay proyecto que sea sustentable. El presente no es desesperante pero sí preocupante. Y requiere de respuestas inmediatas. Sobre todo si se repara en las declaraciones del técnico, tras la práctica a puertas cerradas del jueves pasado. Cuando le preguntaron sobre cuál era el motivo por el cuál el equipo hacía siete fechas que no ganaba, muy suelto de cuerpo respondió: "Qué se yo. Si yo sé que estás enfermo del hígado te curo del hígado. Pero si no puedo encontrar el diagnóstico es difícil encontrar la solución. Estamos trabajando para eso". Toda un sentencia del presente. Y una muestra patética del futuro. Porque si el entrenador, que es el que trabaja diariamente con el plantel, no sabe qué le pasa al equipo, entonces es muy difícil que encuentre el remedio para el mal que padece el equipo. Y lo que es peor, así es casi impensado que pueda modificar esta realidad. Una realidad que a los hinchas cada vez los tiene más inquietos. El panorama es extremadamente complejo. Rosario Central necesita respuestas inmediatas. Las reclama todo el pueblo canalla. La responsabilidad mayor es de los jugadores, que son los que deciden dentro de la cancha. Y casi al mismo nivel, del cuerpo técnico, que es el que debe encontrar las respuestas a este sombrío panorama. Si no encuentra un remedio a tiempo, los males corren el riesgo de hacerse crónicos.
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