Silbidos, estruendosos, como nunca. Para los jugadores de Newell's. Aplausos, conmovedores, únicos. Para los hombres de Olimpo. Cabizbajo, apurando el paso hacia la manga, ¿avergonzado quizás?. El árbitro, Rafael Furchi. Fotos de un partido atípico, con un final insólito, que retratan un presente preocupante para un equipo que se cae a pedazos en las convicciones que alguna vez mostró en este torneo y que por ahora ni la llegada del Bambino puede resolver. Si hasta la inestimable ayuda del juez ahondó la explícita sensación de lástima con la que el equipo rojinegro se fue del Coloso.
Había dicho Sebastián Domínguez luego de la pobre práctica del jueves: "Estamos mal. Se juega como se entrena". Dicho y hecho. Newell's fue ante un rival tan tímido como Olimpo el que no pudo llegar una sóla vez en ese entrenamiento. Jugó corto, como quiere el técnico, pero ese sólo argumento no bastó para sorprender a un equipo que lo esperó bien armado y que, cuando intuyó que enfrente tenía jugadores irresolutos e inseguros, hasta se animó y pudo ponerse en ventaja de no mediar Furchi.
El hincha de Newell's entendió que la obra que se le ofrecía era burda, inconsistente, que no mejoró ni con el final esperado, porque comprendió que hasta la manito del juez fue torpe e indisimulable. Ni once contra once, ni contra diez, ni contra ocho. Newell's jamás pudo imponer su juego porque sencillamente no lo tuvo. Chocó siempre, fue lentísimo en el traslado y en eso mucho tuvo que ver la posición indefinida de Ponzio (lejos su peor partido), su encimamiento con Domínguez, la falta de ritmo de Liendo, las esporádicas apariciones de Manso y el escaso peso de sus delanteros, Sacripanti y Domizi. Además, las proyecciones de Vella y Adinolfi eran papita pal loro para la segura doble línea de cuatro bahiense.
Fue tanta la inoperancia del equipo rojinegro que ni en el marco de la enorme superioridad numérica que dispuso en casi todo el complemento pudo generar jugadas asociadas. Las creó sólo de pelota parada y así llegó Marino al gol en un córner. Pero la generosidad de los 7 hombres de campo del rival, la seguridad de Vivaldo y la enorme viveza de Carrario para aguantar en campo contrario y hasta crear situaciones, eclipsó el valor numérico que ese gol significaba.
Ah! Triunfó Newell's, ¿se había dicho? Cortó al fin una racha de seis largos fines de semana sin sonrisas, se agrega. Y Héctor Rodolfo Veira debutó ante su nueva hinchada sumando tres puntos. Pero ni todo eso junto disimuló el fastidio de la gente, que esta vez demostró ser pensante. Sí, esta vez los abanderados del resultado por sobre cualquier cuestión se dieron de bruces con otra realidad. La que dice que con ganar sólo no basta. El Bambino y lo suyos habrán tomado debida nota.
Síntesis
Newell's 1: Passet 4; Vella 4, Grabinski 4, F. Crosa 4 y Adinolfi 4 (46' Saucedo 3); Ponzio 3, S. Domínguez 3 y Liendo 4 (57' Marino 5); Manso 5 (83' Belluschi); Sacripanti 3 y Domizi 4. Suplentes: Palos y Ruiz. DT: Héctor Veira.
Olimpo 0: Vivaldo 8; Marra 6, Aguirre 7, E. Domínguez 6 y Bustamante 5; H. González 5, Pietravallo 6 (83' Di Alessio), Pacheco 5 (75' Carrió) y Mas 4; Desagastizábal 6 (50' Laspada 6) y Carrario 8. Suplentes: Larrondo y Abaurre. DT: Julio Falcioni.
Cancha: Coloso.
Arbitro: Rafael Furchi (1).
Gol: 72' Marino (NOB).
Amonestados: S. Domínguez y Ponzio (NOB) y Pacheco (O).
Expulsados: 39' H. González, 47' Bustamante y 48' Mas (O).
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