Ese puñado de hinchas de Olimpo entendió lo que había pasado y por eso despidió con aplausos a los jugadores, pese a que volvieron a perder y se desangran en la lucha desigual por evitar el descenso. Ellos, como en realidad todo el estadio, vieron como a su equipo le metían sin pudor la mano en el bolsillo y sólo podían oponer vergüenza e impotencia. Y no tuvieron ninguna duda de quién fue el gran responsable de volver a Bahía Blanca con las manos vacías: el árbitro Rafael Furchi. Su desacertada labor comenzó cuando amonestó a Pacheco, que fue al piso para puntearle la pelota a Manso pero compró la zambullida del volante leproso. Un rato después, Manso encaró por el medio pero entre Bustamante y Pietravallo le sacaron correctamente la pelota. Para Furchi no fue así y le sacó la primera amarilla al lateral izquierdo visitante. Pero la primera perlita de una actuación lamentable fue cuando se hizo el oso en el claro penal de Grabinski a Carrario a los 38'. Passet dio rebote en un tiro libre de Héctor González, el Tweety la fue a buscar con determinación y el marcador central rojinegro se lo llevó puesto empujándolo. Todos vieron la infracción menos él. Claro que Furchi no se quedó allí. La jugada siguió, Manso partió de contragolpe y Héctor González frenó su carrera con falta. El volante exageró la caída y el juez no titubeó en sacarle la roja directa. Los desaciertos del árbitro, en perjuicio de Olimpo, no terminaron allí. A los 2 minutos del complemento Bustamante saltó a cabecear una pelota más entre Vella y Domínguez y chocó con el primero, en una acción no sólo casual sino que el de Newell's casi ni se golpeó. Pero para Furchi fue suficiente, le sacó otra amarilla injusta (en la primera, como se mencionó, ni siquiera fue falta) y dejó al equipo de Falcioni con nueve, que fueron ocho inmediatamente cuando Leonardo Mas se fue de boca. ¿Qué hubiera pasado si el arbitraje hubiera perjudicado así a Newell's en vez de a Olimpo? Tal vez hubiera sido necesario escribir una página policial.
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