Mauricio Tallone / Ovación
Después del arrollador arranque de Central, aquel que levantó vítores multiplicados con sus goleadas, parecía estúpido cuestionar la más mínima faceta del funcionamiento de los dirigidos por Menotti. Porque la tendencia de estos tiempos falla que los números tapan todo. De pronto, las matemáticas se enfriaron y la evidencia de las carencias futboleras tomó la altura de crítica despiadada. Pasó de verse que la dependencia de las individualidades ya no disimula la imperfección de una estructura que siempre se sospechó endeble y que Menotti está señalado como el principal culpable de estos titubeos. Pero como la intención es hallar las causas que derivaron en este paupérrimo presente canalla sería bueno abrir un poco el juego y exonerar al técnico de la culpabilidad, no así de la responsabilidad que le compete. Es cierto que cuando un equipo luce desconcertado como Central, el DT tiene algo que ver. Porque su primera misión (antes de la elección de la táctica) pasa por fortalecer su relación con los protagonistas y de estos entre sí, para apuntalar la idea. Con el juego, con los hinchas y con las solidaridades. Porque un equipo puede jugar bien o mal, pero no se le disculpa la falta de compromiso. Por eso los partidos los juegan los jugadores y los estados de ánimo son de ellos. Y si son capaces o no de exponerlos para capear las dificultades también corre por su cuenta. Esos mismos futbolistas que deambulan en el Apertura pidiéndoles clemencia a los rivales de turno son los que hace unos meses encararon el torneo invitando a la esperanza. Para Menotti son los de mayor potencial. Por eso son los titulares, más allá de los imponderables de lesiones y suspensiones. La elección de nombres le dio forma a cuatro defensores, un volante central de marca, dos de llegada, un armador y dos delanteros. Eso también fue saludado en su momento como un gesto de vocación ofensiva. Están los intérpretes y la idea. ¿Qué pasa? Se le puede reclamar a Menotti que en su afán por darle identidad colectiva se aleje del pedido popular por algún jugador. También se le podría reclamar por cierto desdén en el reparto de obligaciones defensivas. Si este es el mejor material humano de Central habrá que coincidir en que algunos fueron sobrevalorados en su momento y otros no están en plenitud. Menotti puede potenciar a sus futbolistas con conceptos, pero cuando la pelota rueda, las virtudes y los errores realizan su trabajo. Esto es lo peligroso. Porque da la impresión de que la prédica del Flaco ya no tiene correspondencia en los actores. Entonces Central se asemeja a un equipo vacío. Como si la verdad de su juego tuviera correlato con la realidad de los números de estas últimas siete fechas.
| |