Año CXXXV
 Nº 49.632
Rosario,
martes  15 de
octubre de 2002
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Opinión: La culpa ajena

Luis Castro / Ovación

Como ocurre siempre, lo mejor es matar al mensajero. La culpa de todo es del periodismo. La incapacidad para conducir un equipo, eso es culpa de la prensa. La cosecha de malos resultados, también es por culpa de los medios. Para justificar la ineptitud demostrada, qué mejor manera de escudarse tirándole la responsabilidad a terceros, en este caso a Ovacion.
Julio Alberto Zamora habló de mentiras. Mentiras que, supuestamente, dijeron periodistas de este medio. Pero claro, el Negro de esto sabe. Y mucho. Si llegó al cargo negando que lo iba a hacer. A saber:Sábado 5 de enero. Parque Independencia. Juan Manuel Llop conducía en ese momento al equipo leproso. En una nota con este medio, Zamora se despedía de la gente de Newell's ,ya que se iba en días a dirigir a Tampico de México y, de esta manera, despejaba los rumores que daban cuenta de que podía reemplazar al Chocho. "Me voy, pero espero algún día dirigir a Newell's", decía mientras posaba cerca del laguito. Y negaba, una y otra vez, ser candidato a conducir a la lepra.
Martes 12 de febrero. Coloso del Parque. Un mes y días más tarde Julio Zamora se hacía cargo del puesto que había dejado vacante el Chocho. ¿No era que se iba? Primera mentira con la que debutó, y una de las tantas esbozadas en los ocho meses que estuvo en el cargo.
"Lo mejor de todo son los jugadores", repetía. A esos mismos a los que luego los defenestraba marginándolos del equipo.Pero claro, qué mejor que echarle la culpa a la prensa. Esa encargada de desestabilizar a un cuerpo técnico y que tiene contactos con empresarios para "poner" un entrenador. Pareciera que de esto el Negro sabe un poco.
Y siguiendo con las mentiras, la lista para resaltar es interminable. Como la charla de los martes con los hinchas, los cambios que luego eran otros, los barras que fueron a "apoyar" (apretar), las supuestas lesiones de algunos jugadores por las cuales no eran incluidos, etcétera, etcétera, etcétera.
La culpa no es propia, es ajena. Por lo menos así lo piensa Zamora. El mismo que no se animó a decir que debe dejar el cargo porque fracasó.


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