Aníbal Fucaraccio / La Capital
Este fin de semana se está disputando en Rosario el 33er Encuentro Nacional de Veteranos, un acontecimiento que se desarrolla en las instalaciones de los clubes Old Resian y Los Caranchos y que reúne a más de 20 agrupaciones de todo el país y algunos invitados de países vecinos.
Alrededor de 700 personas, una cifra que cumplió ampliamente las expectativas de los organizadores, lograron juntarse para fomentar e incentivar los tradicionales conceptos con los que fueron formados en torno al deporte que aman, el rugby.
Indudablemente, los partidos que se programan para estas ocasiones son solo válidas excusas que les sirven a estos ex jugadores para seguir cultivando una profunda amistad que se multiplica con el correr de los años y que no respeta la insolencia de los calendarios.
Ayer se llevó a cabo la primera jornada del Encuentro. Con una banda de música y guerra del ejército se izó la bandera y se entonó el Himno Nacional. Luego se realizó el típico desfile inaugural, un espectáculo imperdible donde cada agrupación hizo su presentación con disfraces alusivos a sus motes, o a su región de origen.
La Asociación que nuclea los veteranos de la Argentina (Auvar) se reglamentó y se estatuyó a partir del 1988. Tiene un Concejo de Ancianos (una especie de Asamblea con delegados de cada agrupación) que es como un tribunal supremo que supervisa todas las actividades de la asociación.
Inclusive, como clara muestra del espíritu que domina esta reunión, no se adjudica el Encuentro quien se impone en el torneo de rugby. También se puntúan (a través del Concejo de Ancianos) el mejor desfile, el mejor show y la delegación con mejor conducta deportiva. Y de allí, el que suma más puntos es el ganador del encuentro.
José Emilio Madariaga, presidente de Jovatos (la agrupación de veteranos de los clubes de Rosario), es uno de los organizadores del evento y junto a José Luis Mendez explicaron la eterna mística que se respira en estos divertidos encuentros.
"Para los que tenemos muchos años en esto, es el encuentro con viejos amigos. Y para la gente jóven que recién empieza es la posibilidad de generar esa clase de amigos", dijo Madariaga.
"También es la oportunidad de profesar los valores de tipo espiritual que tiene el rugby. Porque obviamente, las posibilidades del cuerpo decrecen, pero lo que se mantiene es la solidaridad, el compañerismo y la honestidad que se necesita para jugar al rugby", recalcó Mendez.
"A algunos la palabra veterano no les gusta porque lo relacionan con algo viejo. Yo vinculo veterano con experto, un tipo que ha vivido muchas cosas y que tiene una gran experiencia a cuestas", dijo Madariaga.
"Para mí el hecho de ser veterano es prenda de orgullo. A mí el rugby me ha dado una cama y una copa de vino en cualquier lugar de la República Argentina. Y eso únicamente me lo dio el rugby, ninguna otra actividad", agregó Mendez
Para resumir la idea genética de estos encuentros de veteranos, Piti Madariaga, tuvo la claridad para encerrar un inmenso mundo ovalado de vivencias a través de una sola frase: "Esto es un culto a la amistad, en la que el rugby es el vehículo. Y queremos que siga siendo así".
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La Ciudad
