Un grupo de voces se alzó ayer en Washington en el marco de la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) para dar un espaldarazo a la Argentina.
El primero en levantar la voz fue el vicepresidente del Citigroup, Stanley Fischer, quien se mostró a favor de ayudar a Latinoamérica para evitar "que pierda una década", aunque consideró poco probable que Argentina llegue a un acuerdo rápido con el FMI.
La apreciación no es menor si se tiene en cuenta que el economista es funcionario de uno de los bancos internacionales a los cuales acudió el ministro de Economía, Roberto Lavagna, para que interceda ante el FMI por la Argentina.
Sin embargo, la más clara señal de apoyo para el país llegó de boca del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias, quien ayer dijo que están dadas las condiciones para que Argentina firme este año un acuerdo financiero con el FMI, algo a lo que el organismo se resiste, según algunos analistas, debido a su inestabilidad política interna.
"Creo que están avanzando las negociaciones. Nosotros estamos muy deseosos de que esto culmine finalmente. Esperamos que se llegue a un acuerdo rápido", concluyó Iglesias.
En tono mucho más medido, y durante uno de los seminarios previos a la asamblea anual del FMI, Fischer -ex número dos del Fondo- indicó que la comunidad internacional debe ayudar a que América latina "siga en un camino programático" que estimule el crecimiento, y advirtió sobre la seria crisis que amenaza a los países de la región. "Es ahora más importante que antes extender una mano de ayuda a esos países. Puede producirse la pérdida de una década, y Latinoamérica no tiene una década para perder", señaló Fischer.
El economista aseguró que la crisis que vive Argentina es la peor que ha visto desde que en 1994 se integró al Fondo.
En ese sentido, señaló que la crisis actual es "una tragedia" y que su impacto ha sido "mucho peor de lo que nos habíamos imaginado", y comparó el comienzo de la debacle argentina, tras la devaluación del real brasileño en 1999, con el hundimiento del Titanic.
Wolfensohn: de las palabras a la acción
Por otra parte, el presidente del Banco Mundial (BM), James Wolfensohn, sostuvo que "ha llegado el momento de pasar de las palabras a la acción" y propuso "remover de una vez por todas los obstáculos que aún le impiden a los países en desarrollo (como la Argentina) participar de manera plena en la economía mundial".
"Los países ricos pueden tomar la iniciativa y dar el ejemplo, a través de la reducción de sus aranceles, subsidios, caprichosos estándares a los productos, medidas proteccionistas antidumping y otros obstáculos que se interponen a los esfuerzos de los países en desarrollo por competir en los mercados mundiales", afirmó Wolfensohn.
Al respecto, admitió que "no será fácil adoptar estas medidas", porque reconoció que "los intereses creados tratarán de hacer todo lo posible para proteger sus propias ventajas", pero consideró que "los aires de cambio cada día son más fuertes".
Wolfensohn destacó que "los países en desarrollo están haciendo grandes esfuerzos por llegar a ser más competitivos e incorporarse al mercado internacional si tienen la oportunidad justa y equitativa de hacerlo".
En ese sentido, precisó que "Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá han adoptado programas para facilitar el acceso de las exportaciones provenientes de los países más pobres a sus mercados".
Una guerra mediática
El periódico inglés The Economist editorializó en su edición de ayer que la guerra mediática desatada entre la Argentina y el FMI se está resolviendo a favor del gobierno argentino.
"Argentina está ganando la batalla de relaciones públicas por los corazones y las mentes. Las dificultades del país son difíciles de ignorar, y aunque el FMI puede tener razón en insistir en la necesidad de reformas concretas, es vulnerable a la acusación de que por lo menos comparte la responsabilidad del desastre", indicó el periódico.
A modo de corporación, ayer, el denominado Grupo de los 24 que integran las naciones en vía de desarrollo, reclamó al FMI concluir "de manera expedita" las negociaciones con la Argentina a fin de otorgarle asistencia financiera.
El nucleamiento manifestó "su grave preocupación" por la crisis que soporta la Argentina desde hace más de cuatro años.
Las negociaciones con el FMI son clave ya que el gobierno argentino adelantó que podría declararse en default respecto de la deuda que mantiene con el organismo si no prosperan las negociaciones para el acuerdo financiero, cuyo objetivo es una refinanciación de los vencimientos de deuda con la entidad hasta el 2003.