Por lo menos cinco terroristas "operativos" de Hezbolá fueron identificados como autores del atentado a Amia, según informes de Inteligencia todavía no incorporados a la causa. A estas personas (entre las que hay iraníes y libaneses) se suma la que se inmoló en el ataque, también señalada por un testigo que declaró en un legajo reservado de la Side.
El grupo logró escapar del país poco después del 18 de julio de 1994 "y ahora es rastreado por varios servicios de inteligencia", explicaron fuentes de la causa. Todos tuvieron vínculos con una familia libanesa que, por ese entonces, vivía en Ciudad del Este (Paraguay) y les brindó hospedaje en su última escala hacia Buenos Aires.
Además de este clan, la Justicia investiga a otro (los Barakat), sospechado de brindar apoyo logístico y financiación al terrorismo en la Triple frontera, y a los Baruk, en cuyo poder se encontraron 18 pasaportes falsos que se entregaban a libaneses.
Los "operativos" del Hezbolá establecieron contactos para la logística del atentado dentro de la Argentina e hicieron gestiones en Ciudad del Este. Muchos de ellos ingresaron al país como correos diplomáticos y algunos estuvieron en una sugestiva reunión que se realizó un día antes del atentado en la embajada de Irán en Buenos Aires.
Para los investigadores, los terroristas "contactaron a los policías bonaerenses, ahora acusados, y les pidieron la Trafic, que finalmente fue conseguida de manos de civiles que habitualmente negociaban con ellos".
Lista de sospechosos
El listado de iraníes bajo la lupa del juez Juan José Galeano incluirá a diplomáticos de países vecinos, que días antes del ataque estuvieron en Buenos Aires y se fueron el 17 de julio, tras mantener reuniones en la embajada. "A muchos de ellos hoy no se los puede localizar", aclararon las fuentes.
El caso de Moshen Rabbani es distinto. El ex agregado cultural se quedó en Argentina y sólo volvió a Irán cuando crecieron las sospechas. Y Galeano acumuló distintas pruebas en su contra.
Incluso un testigo de identidad reservada aseguró haberlo escuchado hablando de Carlos Telleldín, el reducidor de autos acusado de partícipe necesario del atentado.
La Side lo fotografió en diciembre de 1993 mientras buscaba una Trafic para comprar y su teléfono celular se activó a las 18.15 del 15 de julio del 94, en la zona donde estuvo estacionada la camioneta antes de la masacre.