Como si fueran dos puntazos certeros al corazón de la tolerancia. Justamente una característica, una conducta que en Newell's está perdiendo a pasos agigantados. Es que en el fútbol, como en casi todas las disciplinas, la paciencia está íntimamente relacionada con los resultados. Peor aún si cada fin de semana vuelve a la memoria el golpe más fuerte asestado sobre el corazón leproso en los últimos tiempos. Más difícil todavía si se pierde con Banfield -un equipo bastante más limitado que el de Zamora- con goles de Iván Moreno y Fabianesi y Raúl Gordillo. Es que parecía a propósito. Pero es toda una semblanza. Newell's sigue grogy.
La derrota de anoche en el sur del gran Buenos Aires empezó a gestarse en el Coloso hace tres semanas. El desorden táctico del equipo de Zamora fue parido por una derrota cuyo duelo aún no fue elaborado. El desequilibrio que vive el conjunto rojinegro, el que con tanta autoridad se le plantó cara a cara a Independiente en Avellaneda, por ejemplo, no fue responsabilidad de Banfield, ni de Unión, menos aún del triunfo ante Chicago. Tiene origen en el clásico.
Este desconocido Newell's paseó todas sus dudas por la cancha del Taladro y a pesar de que tuvo algunos momentos de fútbol en lo que el desarrollo del partido parecía pertenecerle se desmoronó ante el primer golpe directo. Como si se tratara de un boxeador con una mandíbula de cristal.
El golazo de Iván Moreno y Fabianesi a los 4 minutos del complemento casi sentenció la suerte rojinegra. La apenas discreta actuación de Newell's cumplida hasta ese momento se transformó en una tortura que maniató las piernas de los jugadores, los encegueció y los transportó sin pena ni gloria hacia la derrota. El penal del Mono Gordillo fue el golpe de gracia que quedó reflejado, paradójicamente, en el abrazo con el que recorrieron los metros que van desde el área grande hasta la mitad de la cancha Moreno y Fabianesi y el autor del gol. Otro instante caprichosamente simbólico.
Si de fútbol se trata, aunque poco de eso para analizar porque casi todo pasó por la cabeza. Manso tuvo libertad en el primer tiempo pero sus imposibilidades físicas y la falta de compañía (con excepción de Marino), desdibujaron las chances.
A los 11' una muy buena jugada del Piojo terminó en los pies de Marino que se la entregó mansamente a las manos de Lucchetti. A los 40' otro remate de Marino se fue apenas arriba tras rebotar en un defensor. A los 45' Adinolfi le pegó de volea a las manos del arquero. A los 29' del complemento, un centro-remate de Rodas se fue apenas desviado por el segundo palo. Nada más.
Muy poco de fútbol, casi nada. Mucho de trauma, demasiadas urgencias. Apenas un equipo, que antes que nada debe elaborar aquel duelo.
Síntesis
Banfield 2: Lucchetti 7; Cocca 6, Fonseca 5, Sanguinetti 6 y Silvera 5; Moreno y Fabianesi 7, Cavallo 8 (86' Barraza), P. Fernández 6 (75' W. Jiménez) y J.L. Sánchez 6 (75' Gordillo); Bilos 5 y Colautti 6. Suplentes: Barboza y Suligoy. DT: Luis Garisto.
Newell's 0: Palos 4; L. Fernández 6, S. Domínguez 4, F. Crosa 5 y Adinolfi 4; Marino 6 (72' Vella), Ponzio 5 y Domizi 4; Manso 5 (46' Rodas 4); Rosales 4 y Sacripanti 4 (60' Tilico 4). Suplentes: Pocrnjic y Grabinski. DT: Julio Zamora.
Cancha: Banfield.
Oscar Sequeira (4).
Recaudación: $ 8.050.
Goles: 49' Moreno y Fabianesi (B) y 87' Gordillo (B), de penal.
Amonestados: Sanguinetti, Silvera, Fernández y Bilos (B); Adinolfi, Ponzio y Domizi (NOB).