Uno de los doce detenidos por su presunta participación en una banda de narcos, que sólo fue identificado como Ferreyra, tenía un pedido de captura por ser sospechoso del asesinato de Damián Tata Maldonado, un muchacho de 19 años baleado en abril en el barrio Las Flores. Ese crimen, según la policía, fue un nuevo capítulo de la histórica reyerta de dos bandas que bañaron de sangre su disputa por la distribución territorial en la comercialización de drogas. El 21 de abril, a la 1.30, los vecinos de Flor de Nácar y Belén se sorprendieron por la sucesión de estampidos. Cuando el personal de la comisaría 19ª llegó al lugar halló tirado en la vereda a Damián Roberto Maldonado, el Tata. Tenía un disparo mortal en el tórax. En el tiroteo, José Fernández (de 17 años) fue alcanzado por una bala que lo dejó parapléjico; en tanto su primo, Germán Fernández (también de 17) fue herido en las piernas. A la hora de su muerte, Maldonado fue identificado como "un lugarteniente" de la "banda de los monos", liderada por Miguel Angel Fernández. Poco tiempo antes había salido de prisión tras estar preso por su presunta participación en el homicidio de Leandro Oviedo, un pibe de 16 años baleado en noviembre de 1999. Sus antecedentes se remontaban a mucho antes. En 1998 el Tata había estado preso por otro crimen, el del uruguayo Carlos Bertis Robaina y su nombre volvió a aparecer cuando se lo sindicó como cómplice de Mario Fernández, conocido como Marito Pino, el día que éste mató a Ramón Ledesma. En abril pasado, fuentes policiales sostuvieron que el enfrentamiento del cual fueron víctimas los Fernández y Maldonado estaba ligado a "una vendetta por el manejo de la droga" en Las Flores. Un investigador comentó entonces que la pelea enfrentaba a la "banda de los monos" con el clan de los Arriola. Casualmente, el líder de la banda desarticulada esta semana, se llama Sergio Arriola y se domicilia en barrio Las Flores. Así, la hipótesis se cubre de coincidencias y parece tomar sentido cinco meses después de aquellos episodios.
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