Año CXXXV
 Nº 49.600
Rosario,
viernes  13 de
septiembre de 2002
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El cubano presenta su unipersonal "Un cuentero en La Habana"
Tito Junco: "Los artistas siempre cuestionamos al poder establecido, sea el que sea"
El actor caribeño dijo que la globalización dificulta enfocar la responsabilidad social de cada persona

Rodolfo Bella / La Capital

El actor cubano Tito Junco llega por primera vez a Rosario con su unipersonal "Un cuentero en La Habana" hoy, a las 21.30, al teatro Lavardén, Sarmiento y Mendoza. El espectáculo es parte de una gira junto al Septeto Matamoros que lo trajo por segunda vez a Argentina. Anteriormente estuvo con la obra "Tirano Bandera", con dirección de Lluis Pasqual, en el Teatro Nacional Cervantes. La pieza es un trabajo sobre el humorista cubano Chaflán, que murió en los 80, y al trovador cómico El Guayabero.
-¿Cuál es la situación del teatro en Cuba?
-Desde el principio de la Revolución, el Estado ha puesto mucho interés en apostar a la cultura en general y al teatro en particular. Pero independientemente de todos los trasiegos económicos que pasamos constantemente producto de los problemas universales y los nuestros particulares, podemos decir que la cultura y el teatro gozan de buena salud. Considero que en este momento hay una apertura mucho mayor desde el punto de vista de las producciones, tanto estéticas como ideológicas, de lo que el teatro puede ser. Hoy se pueden hacer muchas más cosas de las que se pudo hacer en determinado momento.
-¿Por qué diferencia lo estético de lo ideológico?
-Este momento es de una gran amplitud. Creo que ahora las producciones tienen una orientación mucho más hacia lo estético, y lo que hay de ideológico, apunta hacia lo crítico de la situación del país.
-¿La intervención del Estado condiciona las producciones?
-Creo que las condicionó muchísimo tiempo y me parece que eso es inevitable. Pero como dije, en este momento hay una apertura en ese sentido y aunque el Estado sigue apoyando y siendo el mayor productor, también está operando menos como un conductor de lo que tiene que hacerse en el teatro.
-¿Qué responsabilidad supone para un artista cubano salir de gira?
-Supone la responsabilidad de llevar su cultura a otras culturas. Pero pasa que en este mundo tan desastroso, donde hablar de las responsabilidades individuales, es casi como una cosa absurda. A título muy personal, pienso que cuando uno se encuentra con que Estados Unidos puede preparar tan arbitrariamente la masacre que está preparando contra Irak, y todo el mundo lo sabe y se está preparando la televisión para que todo el mundo lo vea, ¿qué teorías se pueden expresar sobre la responsabilidad individual?
-¿En ese caso, qué le queda por hacer?
-Me siento bastante triste y sin palabras en este momento y de alguna manera lo que me queda es aquello de pararme porque sí para decir lo que quiero decir como ser humano, como negro, por la rabia, y ya no desde el punto de vista de comunista o no comunista. Esto ya no es un problema de ese tipo. No tiene que ver con las ideologías, sino con una masacre universal, que nos toca a todos en cualquier momento. Ya ni tiene que ver con la política. Es esencialmente un problema de hombres y mujeres, viejos y niños, sean políticos o no. Es una pregunta complicada porque estamos viendo cómo lo están preparando, sabemos que es otra barbarie más y estamos atados todos de pies y manos, contribuyendo todos a eso.
-¿Existen prejuicios raciales que le impidieron trabajar en algún momento?
-Imagínese que desde el principio de la Revolución se estuvo haciendo hincapié en eliminar las divisiones raciales que existían en nuestro país, aunque se hizo por decreto y por verdadero interés del Estado. De todas maneras son sólo cuarenta años. La esclavitud en Cuba estuvo desde el siglo XVII y eso deja huellas muy tremendas. No creo que en este momento exista racismo, pero sí prejuicios raciales que se vencen a paso de conquista. En este momento todo el mundo tiene derecho a estudiar de muchas profesiones.
-¿El arte refleja esa realidad?
-No lo refleja. Es ahí donde nosotros tenemos una posición. No tenemos ninguna dificultad para trabajar como artista, pero no están disponibles todos los papales. Desde el punto de vista oficial, está todo abierto, pero desde el punto de vista cultural, los productores y directores siguen pensando que cada vez que aparece en un libreto un personaje que es médico, ese personaje es blanco, y no negro, como es en la vida de nuestro país. Creo que Fidel (Castro) fue un defensor extraordinario del asunto, pero hay muchos campos intermedios, muchos criterios y elementos culturales e históricos que no se borran con cuarenta años. Al contrario, se producen resistencias inconscientes o conscientes a ese hecho, como para que se borre todo eso.
-¿Cree que el cine cubano refleja la realidad social?
-Creo que tanto en el cine como en el teatro hay un afán crítico. Eso está muy claro en las últimas películas cubanas. Pero creo que no la refleja en el sentido de que es muy difícil meterle el bisturí a la realidad complejísima de Cuba y elaborarla en términos de arte sin intentar producir algo político ni a favor ni en contra. De cierto modo, las películas reflejan una parte de la realidad. Además pienso que siempre los artistas intentamos ir contra el poder establecido, cualquier que este sea, sin hacer muchos miramientos en detalles.



"La cultura y el teatro gozan de buena salud en Cuba". (Foto: gentileza Clarín)
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