Año CXXXV
 Nº 49.504
Rosario,
domingo  09 de
junio de 2002
Min 8º
Máx 19º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Postales del Mundial
Quién dijo que todo está perdido

Miguel Pisano / Ovación

Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón. Tanta sangre que se llevó el río, yo vengo a ofrecer mi corazón". La letra de la canción de Fito Páez parece escrita para el duro presente argentino luego de la aciaga noche de Sapporo, donde el equipo cayó sin excusas ante Inglaterra, no casualmente el rival más acérrimo de un país futbolero como muy pocos.
"Dentro de lo malo, es mejor que nos haya pasado esto ahora que tenemos otra oportunidad y no en un partido definitorio", razonaba con mucha sensatez un hincha de la selección.
Y en esta línea de razonamiento habrá que convenir en que difícilmente la selección vuelva a cometer semejante cúmulo de yerros, tanto individuales como colectivos, y menos aún, en el mismo partido.
¿Qué pasará ahora por la cabeza de Juan Sebastián Verón, hasta antes del partido uno de los jugadores indiscutidos de este equipo, luego de su decepcionante encuentro contra los ingleses? ¿Le habrá pesado la responsabilidad y la presión de su doble condición de jugador de elite de Manchester y de la selección nacional, justamente? Cualesquiera fueran las respuestas, los hinchas de la selección esperan de uno de sus mejores jugadores una actuación y, sobre todo, una entrega acordes con el significado y la importancia que un pueblo futbolero por donde se lo mire le otorga a su clásico histórico.
Y la pregunta por el irreconocible partido de la Brujita no hace más que comenzar la interminable lista de interrogantes, que bien podría continuar por las causas por las que Ortega demoró exactamente un tiempo en darse cuenta de que Ashley Cole lo tendría de hijo toda la noche.
Otra cuestión pasa por saber por qué Simeone mantuvo su puesto de volante central cuando parece no haber alcanzado totalmente su mejor estado físico, al extremo de haber recuperado sólo dos pelotas durante los 90 minutos contra los ingleses.
La nómina podría continuar por saber exactamente qué pasó con Caniggia, quien ya se perdió los dos tercios de la primera fase, así como por conocer por qué no está Saviola en el plantel, justamente el jugador ideal para abrir la férrea defensa inglesa, en vez de intentar durante todo el partido con esos inocentes centros a las cabezas de los marcadores centrales británicos.
Felizmente, Roberto Ayala parece recuperado para volver a su puesto de líbero en lugar de Diego Placente, mientras Pablo Aimar reemplazaría a Simeone para que Verón juegue de volante central, en un cambio que sería un acierto táctico, dado que para ganarle a Suecia hay que tener la pelota, distribuirla con criterio y atacar desde el comienzo.
La selección elabora desde el viernes el duelo por la derrota más lacerante de su exitoso ciclo y restaña las heridas en procura de repetir todo lo bueno que había hecho en las eliminatorias, así como corregir la innumerable cantidad de yerros cometidos contra los ingleses.
En realidad, la selección cuenta a su favor con un simple dato de la realidad: primero, es casi imposible que repita una actuación igual o peor que la del viernes. Y, segundo, cuenta con la invalorable oportunidad de tomarse revancha a sólo cinco días, en una final para avanzar a los octavos de final y darle a su pueblo esa alegría que el país le niega en todos los otros campos. Sería fantástico que esta vez aprenda de los yerros y pueda torcer la historia del viernes.


Notas relacionadas
Como el tango, la selección tiene un entrenador en cada esquina
Crítico panorama anímico de la selección
Ayala volvería al equipo el miércoles ante Suecia
Bielsa analiza el ingreso de Aimar
Diario La Capital todos los derechos reservados