Año CXXXV
 Nº 49.504
Rosario,
domingo  09 de
junio de 2002
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El día después
Crítico panorama anímico de la selección

La derrota sufrida el viernes por el equipo argentino a manos de Inglaterra provocó un dolor triplicado por las circunstancias, ya que además de complicar la clasificación y haberla padecido ante un equipo con el que nunca se quiere perder, obstaculizó el trabajo del técnico Marcelo Bielsa desde lo anímico de cara al crucial partido ante Suecia.
"El día después de un revés como éste es terrible. Cuando hoy (por ayer) por la tarde los muchachos volvieron a entrenar estaban muertos anímicamente", confió desde Naraha un allegado al seleccionado argentino.
El equipo volvió al trabajo, efectuando ejercicios regenerativos, a partir de las 18 hora local, aunque los silencios masivos dominaron el ambiente y provocaron que el rostro de por si serio de Bielsa estuviera más contraído que nunca.
Es que más allá de la ilusión que había despertado este partido en los propios jugadores, el peligro cierto de quedarse afuera en la primera fase suena a fracaso, tan duro y contundente como posible. Demasiado real para ser asimilado en una primera lectura.
Porque para llegar a octavos de final no cabe otra que ganar, más allá de que un hipotético y a esta altura casi quimérico triunfo del eliminado Nigeria sobre Inglaterra pueda permitirle al equipo argentino beneficiarse con un empate.
Y el marco de euforia en el que vivía el plantel desde que llegó a Japón, y que se podía observar diariamente cuando se trasladaba en micro desde Naraha hasta Hirono para entrenar, todos cantando, hasta el inescrutable Bielsa, no estaba preparado para un desencanto tan prematuro.
Por eso ayer todas eran caras largas, más allá de la arenga que durante la cena intentó en la concentración de Sapporo el propio presidente de la AFA, Julio Grondona.
Y este panorama anímico del grupo tiende a complicar el trabajo de Bielsa, tan preciso para transmitir conceptos futbolísticos como parco a la hora de comunicarse desde lo emocional.
Este hecho es además significativo por el escaso tiempo que queda para preparar un partido ante los suecos que, a la luz de lo que realizaron hasta ahora en el grupo F, no serán sencillos de doblegar.
Es que Suecia viene de empatarle a Inglaterra y ganarle a Nigeria, lo que ya demuestra que le fue mejor que a Argentina. Pero además, los europeos no pueden perder porque sino todo ese esfuerzo habrá resultado en vano, ya que se quedarán fuera de carrera.
O sea que el cotejo del próximo miércoles, que se disputará a las 3.30 hora argentina en Miyagi, será una auténtica final. Un partido tan definitorio como no imaginaba este plantel argentino que soñaba con llegar a ese tercer encuentro del grupo F casi con la mente puesta en octavos de final.
Pero además de este escollo moral, Bielsa tendrá que corregir otro, ya de carácter futbolístico, a la luz de los rendimientos de algunos jugadores en el cotejo de la víspera.
Por empezar, y conociendo los códigos con los que se maneja Bielsa, es de suponer que no le quitará su lugar a Juan Sebastián Verón, pese a la floja performance de ayer, aunque también por su mente debe estar rondando la idea y la necesidad de incluir desde el arranque a Pablo Aimar para darle un mayor oxígeno al ataque de tres cuartos de cancha hacia delante.
Claro que si esto ocurre, el interrogante pasaría por saber quien le dejaría su lugar al riocuartense (ver página 6).
Mientras que por el fondo también está la duda sobre el retorno de Roberto Ayala como líbero, lo que le quitaría esa obligación (el viernes se notó que eso era lo que para él representaba) a Walter Samuel. El candidato a salir es Diego Placente, quien no estuvo tan feliz ante los ingleses como frente a los nigerianos.
Claro que todos estos menesteres futboleros hoy están en un segundo plano para el técnico argentino. Su gran preocupación no pasa este día después por lo táctico, aunque suene extraño.
El Loco debe levantar primero el ánimo de un grupo de profesionales ya acostumbrado a las presiones y eso no debería resultarle demasiado difícil, a no ser por sus propias limitaciones en ese aspecto de la relación con sus dirigidos.
Y ni siquiera la posibilidad de que un Claudio Caniggia muy recuperado pueda ser de la partida ante los suecos, le cambió ayer el semblante al técnico argentino. En medio del mundial tiene que pensar en otras soluciones que no hallará en ninguno de los 1.800 videos que trajo hasta Japón. (Télam).



Bielsa y sus dirigidos, dominados por la angustia.
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