Año CXXXV
 Nº 49.482
Rosario,
sábado  18 de
mayo de 2002
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Los franceses de Credit Agricole no están dispuestos a aportar más capital
El Central busca una salida para los bancos Bisel, Suquía y Bersa
Febriles gestiones para hallarles nuevos dueños. Voceros del BCRA dicen que los tres abrirán el lunes

Los bancos Bisel, Bersa y Suquía, pertenecientes al grupo francés Credit Agricole, atenderán al público el lunes próximo. Así lo decidió el directorio del Banco Central, que durante el fin de semana se abocará a resolver el futuro del grupo financiero, que atraviesa una agudísima crisis de liquidez.
Los rumores que durante toda la semana sacudieron al grupo con sede en Rosario estallaron ayer en el medio de una feroz pelea entre las entidades del sistema financiero y el Banco Central con el Ministerio de Economía, en torno a la fórmula para salir del corralito (Ver página 4).
Esta puja no es ajena a los padeceres del Bisel y sus entidades controladas, cuyas sucursales en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, donde tiene su más fuerte presencia, volvieron ayer a poblarse de ahorristas y clientes que pugnaban por sus fondos. Por la noche, y como un síntoma de que las entidades habían quedado fuera de cámara (sólo se salvó el Bersa), las tarjetas de débito provistas por la entidad no eran aceptadas en los cajeros ni por los sistemas de débito automático. A lo largo de la tarde también tuvieron inconvenientes una parte de los clientes de cuentas sueldos que quisieron cobrar sus asignaciones.
La crisis detonó cuando desde el gobierno se negó la posibilidad de asistir a la entidad con redescuentos por un monto ubicado entre los 100 y los 200 millones de pesos. Esas cifras que pusieron sobre la mesa los directivos franceses del Credit Agricole que estuvieron en los últimos días gestionando la ayuda del Banco Central.
Tal como estaban las cosas anoche, el grupo galo había decidido irse del país, por lo cual pidió a la autoridad monetaria que active el artículo 35 de la carta orgánica del Banco Central, que reglamenta la liquidación de las casas financieras y habilita la conformación de un fideicomiso similar al que se utilizó para el caso del BGN.
Según trascendió, los directivos del Credit Agricole, incluidos los franceses que residían en el país, se habían tomado el avión a Francia, dejando a cargo de la situación a los socios minoritarios del grupo.
"El lunes abren los tres bancos y el fin de semana el directorio resolverá qué hacer, todas las posibilidades están abiertas, desde no hacer nada hasta hacer todo", señaló ayer una fuente del Banco Central consultada por La Capital sobre las alternativas que se manejan para la entidad.
Una de las opciones más difundidas indicaba que el fin de semana se decidiría el desguace en bloque de la entidad. El Bisel dejaría de existir y traspasaría sus sucursales probablemente al Nación, el Suquía pasaría a manos del Banco de Córdoba y el Bersa al Macro.
Pero en el terremoto que azota por estas horas al sistema financiero y al gobierno cualquier resolución es posible, incluida la posibilidad de que la autoridad monetaria otorgue los redescuentos requeridos. Es que desde aquel fatídico feriado bancario "por tiempo indeterminado" que terminó con la caída de Jorge Remes Lenicov, el sector financiero y el Banco Central se han abroquelado para que el gobierno disponga un plan bonos compulsivo sin garantía por parte de las entidades.
Esta postura enfrentó a los bancos con el equipo del nuevo ministro Roberto Lavagna, que tras fracasar en el intento de que las entidades garanticen los títulos proponen un esquema de corralito similar al que regía hasta abril pasado.
Los bancos advirtieron que esta posibilidad sólo cerraría si el Central otorgaba redescuentos por una cifra que llegaba a los 16 mil millones de pesos. Esta opción no cerraba por el efecto hiperinflacionario de la medida y porque el Estado está al límite de su capacidad de emisión. Junto con esta pelea comenzaron los rumores sobre una nueva corrida bancaria, los cuales en su momento fueron adjudicados desde el Palacio de Hacienda a los propios bancos.
"El directorio del Central analiza qué hará con el Bisel a la luz de las situaciones objetivas y subjetivas que pesan en su crisis, ya que en esto puede estar jugando las famosas profecías autocumplidas que conocen muy bien los agentes del sistema financiero", señaló la fuente del BCRA.
Los franceses, que en los últimos meses capitalizaron el banco por 130 millones de pesos, pidieron una cifra equivalente en redescuentos. Ante la negativa, aseguraron que no pondrían un peso más.
El miércoles pasado el presidente del Banco Central, Mario Blejer, habría sondeado al gobernador Carlos Reutemann sobre la posibilidad de que la provincia participe de una solución para el Bisel por medio de una capitalización.
La provincia no está dispuesta a ser parte de una salida de este tipo, porque entiende que las alternativas están en manos del Banco Central. Aún así, Reutemann y su par cordobés, José Manuel de la Sota, habrían efectuado gestiones ante el presidente Duhalde para que tome cartas en el asunto. Es probable que estas diligencias hayan surtido algún efecto, porque la decisión de darles redescuentos al Bisel y Suquía en lugar de suspenderlos se conoció muy entrada la noche.
Más allá de las cuestiones técnicas, la resolución de la crisis del banco tiene un componente político. No sólo por la pelea entre Economía, el Central, los bancos y el FMI, sino a la luz de los cortocircuitos entre el presidente Duhalde y Reutemann.
Fueron los propios dirigentes de la Asociación Bancaria los que abonaron esta hipótesis. Recordaron que al Banco Galicia le dieron 2.400 millones de pesos en redescuentos mientras al Bisel, que tiene sede en Santa Fe, no lo quieren asistir con 200 millones. El tema de los redescuentos es espinoso por donde se lo mire. En las actuales circunstancias, ningún director quiere poner el gancho a una asistencia financiera. "Vos firmás y después Servini te mete preso por subversión económica", dijo una fuente, lo cual da una idea de lo que se juega en torno de la bomba de tiempo que atormenta a Duhalde.



Protestas de ahorristas en Buenos Aires, un clásico.
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