Rufino y la "crónica de una sentencia anunciada"

Cuando la noche empezaba a cubrir el cielo de Rufino, la ansiedad y las dudas que acompañaban a sus habitantes desde hace dos años tuvieron su fin. Los bares, las plazas, los lugares públicos y privados se convirtieron en tribunas en las que se comentaba lo que la radio y la televisión acababan de dar a conocer: el ex juez Carlos Fraticelli y su esposa Graciela Dieser habían sido condenados a prisión perpetua por el crimen de su hija Natalia.
Como desde aquel 20 de mayo de 2000, cuando el cuerpo de la adolescente fue hallado sin vida en el dormitorio de la casa familiar, los rufinenses se dividieron entre aquellos que defienden la inocencia de los condenados y quienes ya los habían sentenciado sin miramientos. Para todos fue "la crónica de una sentencia anunciada", como lo dijo Hugo Basso, director del diario La Tribuna de Rufino.
Desde una vereda, Félix (organizador de las marchas de silencio que reclamaron el esclarecimiento del crimen) se animó a decir que la condena lo deja "satisfecho porque pone al desnudo la miseria ajena de la que fue víctima Natalia y contento porque se hizo justicia".
Desde otro lugar, una mujer que visita asiduamente a los condenados en sus lugares de reclusión, dijo que "se esperaba una condena así por la total animosidad de parte de la Justicia ante dos personas que desde el primer día mantuvieron su inocencia. El juez no tuvo en cuenta nada de lo que las defensas aportaron y los errores remarcados en los alegatos".
Si en algo coinciden ambas posiciones es en reconocer que "la gente está dividida". Así, mientras unos concurren periódicamente al cementerio para depositar flores ante la tumba de Natalia, los otros rezaron y rezan por el futuro de los Fraticelli.
Al respecto, Basso comentó que "si hay algo que la gente tiene en claro, cualquiera sea la vereda en la que esté parado, es que en el fallo no está la verdad".
Para sustentar su opinión, el periodista dijo que "en un caso tan mediático como este, creo que se llegó a una instancia en la que el juez cuenta con muy pocos elementos por sobre los que maneja el común de la gente", y concluyó afirmando: "Los rufinenses piensan que más allá del fallo hay algo que aún la Justicia no ha descubierto en esta trama en la que aparecen más cabos sueltos que hechos cerrados".