Año CXXXV
 Nº 49.442
Rosario,
domingo  07 de
abril de 2002
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Escalada en Medio Oriente. Frenéticas negociaciones para poner fin al cerco
Crece la tensión en la basílica de Belén
Una bala disparada por un francotirador israelí rozó la cabeza de un religioso cuando abría la ventana del convento

Barbara Alighiero

Belén. - Las frenéticas negociaciones en curso sobre la situación en la basílica de la Natividad de Belén, en Cisjordania, vuelven cada vez más tensa la situación en el ya quinto día desde que 200 palestinos fueron virtualmente sitiados por fuerzas israelíes en ese lugar sagrado de la Cristiandad. Ayer, el obispo greco-ortodoxo Ambrosios -en precarias condiciones de salud luego de sufrir un ictus el año pasado-, y el diácono Dositheos junto a dos mujeres palestinas y una monja, abandonaron su iglesia greco-ortodoxa, que forma parte de la Basílica de la Natividad. Los religiosos y las dos mujeres llegaron a Jerusalén a bordo de un vehículo blindado israelí, acompañados por militares armados.
Los cinco descendieron en el puesto del asentamiento israelí de Gilo, a la altura de la Tumba de Raquel, entre Jerusalén y Belén, y sin hablar con los periodistas partieron hacia el Patriarcado. Un vocero del ejército israelí que los acompañó dijo que fueron "liberados" y nuevamente acusó a los palestinos asediados en la basílica de ser terroristas que tienen en su poder a los religiosos. Los franciscanos y los greco-ortodoxos lo niegan. "¿Cómo pueden hablar libremente los religiosos con 240 armas apuntadas a la cabeza?", dijo el coronel israelí Olivier Rafowicz.
Según el vocero, los militares hallaron una bomba en la central que controla la distribución del agua a la Basílica, que es diseminada por "centenares de otras bombas". "Vivimos experiencias dramáticas, leídas en los libros de historia. Es una situación muy difícil, la peor crisis desde la Guerra de los Seis Días (1967)", afirmó el arzobispo Aristarcus, jefe de la secretaría del Patriarcado greco-ortodoxo, a bordo de un vehículo en la ciudad vieja de Jerusalén.
El viernes, los jefes de las trece Iglesias cristianas de Palestina se reunieron con el enviado estadounidense al Medio Oriente, general (r) Anthony Zinni, a quienes pidieron transmitir un mensaje al premier israelí, Ariel Sharon, con su propuesta de solución: los palestinos deponen las armas a cambio de que les sea garantice su seguridad. "Deben poder retornar a sus casas sin ser arrestados o muertos", agregó a un pequeño grupo de periodistas el arzobispo en el hall del Patriarcado junto a los sacerdotes presentes, todos con vestimentas negras barba.
Fieles y estudiantes, que habían asistido a la ceremonia religiosa en la cercana iglesia del Santo Sepulcro, escuchaban curiosos y sorprendidos la situación que a pesar de la atribulada historia de esta guerra, nunca antes se había verificado. Los palestinos son "refugiados", aclaró el arzobispo. Los cuatro monjes ortodoxos, 40 franciscanos, cuatro monjas y los seis curas armenios "no son rehenes, pero podrían serlo si la situación se deteriora", dijo.

Hambre y nerviosismo
El peligro existe sumado al hambre y el nerviosismo que no son buenos consejeros. Cualquier cosa puede suceder, aunque los israelíes prometieron que no atacarán el lugar más sagrado de la cristiandad, suerte de gruta donde nació Jesucristo. A fin de cuentas, "la última palabra la tiene Sharon", dijo, con timoratas esperanzas, el padre Abdel Masih (siervo del Mesías), ecónomo de la Custodia de Tierra Santa desde donde el viernes salieron algunos frailes, uno de ellos de 86 años. "Los israelíes los revisaron a todos antes de dejarlos partir", dijo el padre Abdel. Los frailes no quieren o no pueden hablar con los periodistas.
El padre Abdel afirmó que en la iglesia son ya muy precarias las condiciones sanitarias y alimenticias. Los religiosos dieron misa y caminan libremente en el interior del complejo, aunque ayer una bala disparada por un francotirador israelí rozó la cabeza del padre 0Ibrahim Faltas, quien en ese momento estaba abriendo una ventana del convento. "Por fortuna no pasó nada. Inmediatamente el padre Ibrahim la cerró", dijo el padre Abdel. (Ansa)



Israel mantiene el asedio a la basílica de la Natividad.
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