No se pueden cometer tantos yerros y, menos aún, todos juntos. Y menos aún en el mismo partido. Y, si no, que le pregunten a este novel equipo de Central, que ayer se dio el extraño lujo de otorgar demasiadas ventajas defensivas. Apenas habían jugado once minutos cuando Central cometió el primero: Ojeda la recibió de espaldas al arco, por el borde izquierdo del área, ante la marca de Talamonti, pero el goleador retrocedió, giró y metió un derechazo cruzado impresionante, ante la llamativa pasividad de su marcador y del resto de los defensores, en el primer golazo de Talleres. Y como las malas suelen venir acompañadas, apenas 16 minutos después de que el propio Talamonti llegara al meritorio empate, La Paglia mandó un centro desde la derecha y el ingresado Cristián Pino, que no debe medir más de 1,60, metió un cabezazo cruzado desde el costado derecho del área grande y definió un partido mejor jugado en el mediocampo que en las áreas.
Central fue ayer un extraño equipo que careció de anticipo y de capacidad de recuperación en la mitad de la cancha, sobre todo en el primer tiempo, en especial en los casos de Cappelletti, Vespa y Rivarola. En realidad, este joven equipo de Teglia tiene algunos jugadores de buen manejo como para salir a buscar los partidos, pero también es cierto que carece de la experiencia necesaria. Entonces ayer se quedó a mitad de camino, al extremo que por momentos hacía recordar aquella frase maravillosa que Tato Bores le atribuía a Frondizi: "Yo no ataco ni me defiendo".
Contrariamente a lo pensado, el gol y el entretiempo parecieron hacer madurar a Central, que en el segundo se adelantó en la cancha, recuperó más la pelota en el medio y, sobre todo, le dio un mejor destino a través de la saludable conducción de Luciano De Bruno. Y en contrapartida, Talleres dejó de manejar el medio, dejó sólo a Ojeda como delantero y metió a Pino y Salas en el medio como para aguantar el resultado y liquidarlo de contraataque. Así los canallas llegaron al empate en la primera situación del complemento, cuando Cuenca rechazó con los puños un córner de Arias desde la derecha y el Oveja la clavó de cabeza debajo del travesaño y la pelota picó adentro. Empero, Central no supo capitalizar el gol y el partido quedó a tiro de cualquiera: Galarza se lo perdió de cabeza, Arias remató un contraataque sobre el cuerpo de De Bruno y Tombolini se lo sacó a La Paglia antes del gol de la victoria cordobesa.
Después el partido se volvió frenético, con un ida y vuelta casi constante, y Talleres tuvo la goleada en los pies y la cabeza de Garay, y Central arañó el empate en un zurdazo de Rivarola salvado por Cuenca al que no llegó Figueroa, en un doble fusilamiento de Vespa salvado por el arquero y tirado a las nubes, y hasta en ese tiro libre de Pirulo que rozó el travesaño en el último suspiro de la aciaga tarde cordobesa.
Así jugó Central. Entre la falta de experiencia y el par de yerro infantiles que lo condenaron a una derrota más dolorosa que injusta, y la saludable reacción de una parte del primer tiempo y del segundo, cuando generó una decena de llegadas claras que no supo definir. En fin, ni tanto ni tan poco para un equipo que está tratando de crecer.
Síntesis
Talleres 2: Cuenca 6; Del Sotto 5 (60' Garay) 6, Galarza 6, Sotomayor 5 y Humoller 5; Monrroy 5, Carrizo 6, Sarmiento 6 (46' Salas) 5 y La Paglia 6; Escobar 5 (46' Pino) 7 y Ojeda 8. Sup: Sotomayor y Pronetto. DT: Mario Ballarino.
R. Central 1: Tombolini 8; Talamonti 5, Canals 6, D. Díaz 5 y Rivarola 6; Cappelletti 4 (74' C. Delgado) -, Erroz 5, Vespa 5 y De Bruno 6; Arias 6 y Figueroa 5. Sup: Castellano, M. González, Ferrari y P. Sánchez. DT: Daniel Teglia.
Estadio: Olímpico de Córdoba.
Arbitro: Fabián Madorrán.
Goles: 11' Ojeda (T), 56' Talamonti (RC) y 72' Pino (T).
Amonestado: Canals (RC).
\