Año CXXXV
 Nº 49.401
Rosario,
lunes  25 de
febrero de 2002
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Aálisis táctico
Central juega como vive
Los auriazules ven la mitad del vaso vacío y la mitad llena, y les falta equilibrio

Uno juega como vive, reza una sabia máxima popular. Y mucho de ello debe ser cierto nomás. Central tardó ayer casi un tiempo para darse cuenta de que su negocio consistía en presionar a Talleres en el mediocampo, recuperar lo más rápidamente posible la pelota y tocarla a través de sus jugadores mejor dotados técnicamente. A menudo hay jugadas que pintan de cuerpo entero un partido o, al menos, la actitud de un jugador y hasta de un equipo. Le pasó a Luciano De Bruno, que perdió varias pelotas divididas en el primer tiempo por su falta de agresividad para la recuperación, que corrigió con creces en el segundo, cuando la tuvo más seguido y se cansó de gambetear y meter asistencias.
Le pasó a Diego Erroz en ese mismo primer tiempo, cuando fue uno de los pocos jugadores canallas que cumplieron por una cuestión de carácter, pero que en una jugada se hizo un nudo con la pelota que había conseguido por no tocar rápido.
Y algo parecido a De Bruno le sucedió al propio Germán Rivarola, que ayer careció de capacidad de anticipo y de juego aéreo, como casi todo el equipo, pero que jugó bien con la pelota y que generó dos llegadas claras en el complemento y casi consigue el empate final.
Si es cierto aquello de que cada técnico debe hacer jugar a su equipo de acuerdo a las características de sus jugadores, entonces Daniel Teglia no deberá salir a colgarse del travesaño porque cuenta con un puñado de hombres talentosos desde mediacancha hacia adelante, aunque tampoco tiene equipo como para salir a jugarle de igual a igual a cualquiera. En realidad, uno de los mayores desafíos del fútbol consiste justamente en hacer pensar a los que corren y en hacer correr a los que piensan. Central hizo un poco de cada cosa ayer en Córdoba. No se colgó del travesaño ni peleó el partido como un equipo duro en el primer tiempo, pero se animó a jugar, se soltó y llegó en un lapso de esa etapa y durante casi todo el complemento.
Ahora será cuestión de mirar la mitad vacía del vaso para corregir algunos yerros defensivos muy graves y, además, de mirar también la mitad llena para aprender también a perfeccionar las cosas que hace bien.


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