Los días previos al encuentro motivaron a que se declarara el alerta máxima. La sed de venganza de los hinchas de Independiente por la muerte de un simpatizante rojo en el clásico de Avellaneda hacía prever que en el Coloso podía haber algún inconveniente. Por eso se dispuso un amplio operativo con más de cuatrocientos uniformados para tratar de evitar algún incidente. La actuación de la policía dio sus frutos y todo transcurrió con total normalidad. El miércoles, cuando Newell's enfrentó a Independiente, se escucharon canciones donde se avisaba de la ansiedad por tomar venganza de aquella muerte trágica. Y desde ese día se comenzaron a divulgar diversos rumores, muchos de los cuales indicaban que un grupo de la barrabrava del diablo rojo se había quedado en esta ciudad y habían sido alojados por hinchas rojinegros debido a la gran amistad que existe entre ambas hinchadas (la misma policía también tenía esa información). Desde la mañana de ayer se inició un operativo con el fin de evitar cualquier acto de violencia. La noticia que llegó desde Buenos Aires que la pesada de Racing no iba a estar en el Coloso -aunque algunos sostienen que los capos llegaron camuflados- trajo algo de calma a los encargados del operativo de seguridad. Y más aún cuando se observó que la tribuna visitante estuvo poco poblada más allá de que el que jugaba era el último campeón argentino. Desde la popular local los rojinegros les dedicaban cánticos a sus rivales del tablón. "Agárrense de las manos, del rojinegro querido, Racing te vamos a matar, te vamos a cagar a tiros", era el mensaje encubierto en una canción que les dedicaban a los pocos hinchas de la academia. El clima era denso porque el mensaje era claro. Además, antes del arranque del partido un individuo con una casaca de Independiente colgó en lo más alto del alambrado de la tribuna que da al hipódromo una bandera albiceleste con una inscripción que rezaba "Racing cagón", como un signo de provocación. Pero a pesar de los mensajes y de las advertencias, los visitantes no reaccionaron. Los goles de Sacripanti que le dieron la victoria a los del Parque llenaron de alegría y, tal vez, sirvieron para hacer olvidar de la venganza que en un principio iban a buscar. Los de Racing se retiraron cabizbajos y en silencio celosamente custodiados por la policía. Los rojinegros se fueron festejando "sin que se produjera algún disturbio o se detuviera a alguna persona", como informaron fuentes policiales. Esta vez el operativo sacó un aprobado.
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