Daniel Teglia no quiso participar de la reunión que mantuvieron el plantel con los dirigentes, porque "no era cosa mía" y, aunque no quiso dar por sentada su continuidad al frente del equipo, es un hecho que se sentará en el banco auriazul cuando comience a rodar la pelota en el torneo Clausura. "Por lo menos hasta que perdamos los tres primeros partidos", dijo en un tono sonriente y distendido, como avizorando que la tormenta que amenazó su futuro y el del primer equipo ya había pasado. "No quise estar en la reunión porque no era algo que me correspondía. Fue un planteo de los jugadores que me pareció atendible y lo tenían que resolver con los directivos", se explayó Teglia en un tono mucho más tranquilo que en la jornada del jueves, donde su voz sonó preocupada y pensaba en dar un paso al costado. La continuidad de Teglia dependía de que las partes se pusieran de acuerdo, algo que al menos se alcanzó de palabra en el mediodía de ayer. Por eso el técnico seguirá ejerciendo su cargo con la esperanza de que lo acordado "sirva a todas las partes. A mí más que el hoy me preocupa el mañana y espero que las soluciones no tarden tanto en aparecer cada vez que haya problemas". El respaldo de los dirigentes, pero sobre todo del plantel, hacia la gestión de Teglia fue total, a lo que el entrenador respondió con humor. "Son unos masoquistas", se sonrió, "yo me alegro que todos puedan hablar y entenderse pero salvo eso no tengo más nada que decir, sólo continuar trabajando duro como lo hemos hecho hasta ahora". "Siempre estoy a disposición de Central porque yo lo quiero de corazón y no soy de los que viven sacándole tajada. En mí nunca van a encontrar un escollo", redondeó el técnico que nunca se fue, apelando al costado sentimental.
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