Acorralado por la furiosa crisis económica, carente de un sólido sustento político del PJ y golpeado por el malhumor popular que clama por retirar sus ahorros de los bancos, el presidente Adolfo Rodríguez Saá renunció ayer en forma indeclinable tras una breve gestión de sólo 7 días. Pero la agitación fue mayor cuando, luego del alejamiento del puntano, Ramón Puerta dimitió a la titularidad del Senado. Ahora, el jefe de Diputados, Eduardo Camaño (el tercero en la línea sucesoria), apuesta a convocar a la Asamblea Legislativa antes del miércoles próximo. La renuncia de Rodríguez Saá comenzó a fraguarse por la tarde, cuando sólo concurrieron a las deliberaciones de Chapadmalal cinco de los catorce gobernadores del PJ convocados por el ex presidente. "Los lobos o los lobbies que andan sueltos no entendieron la esencia de los nuevos tiempos y pretenden mantener los privilegios de la vieja Argentina. No voy a ser el presidente de la continuidad de esa vieja Argentina ni de la represión al pueblo para sostener las posiciones de factores de poder, a los que muchos me incitan. No acepto esa infamia", dijo Rodríguez Saá antes de anunciar su renuncia por televisión, a las 23.19. Acompañado por algunos mandatarios de las provincias chicas y unos pocos ex colaboradores, Rodríguez Saá reveló: "Salvo los gobernadores peronistas de Formosa, Salta, San Luis, Buenos Aires, Misiones y La Rioja, los demás me quitaron el apoyo. Especialmente el de Córdoba (José Manuel de la Sota), que priorizó la interna partidaria a los intereses la patria". Luego le entregó a su edecán la renuncia indeclinable estampada en un papel con membrete destinada a la Asamblea Legislativa. Ya le había comunicado su decisión al por entonces presidente del Senado. Rápidamente, De la Sota salió al cruce de las críticas y acusó a Rodríguez Saá de no haber consultado con los peronistas ninguna de sus decisiones de gobierno. En su fugaz paso por la Casa Rosada, el puntano suspendió el pago de la deuda externa, anunció la creación de una tercera moneda (el Argentino), mantuvo el corralito económico que imposibilita retirar los depósitos, prometió un millón de puestos de trabajo, se reunió con las dos CGT, con Carlos Menem (PJ) y Angel Rozas (UCR) y permitió que se alimentara la versión sobre su supuesta continuidad hasta el 10 de diciembre de 2003. Rodríguez Saá asumió hace una semana luego del breve paso de Puerta por la presidencia, como consecuencia de la dimisión anticipada de Fernando de la Rúa, quien anoche rompió el silencio e instó a la unidad nacional. La Asamblea limitó el mandato del puntano hasta el 5 de abril próximo, como máximo, y fijó la realización de elecciones para el 3 de marzo. Hasta el momento, el ex presidente no había convocado formalmente a los comicios. Sin embargo, las sospechas de que Rodríguez Saá quería permanecer en el poder pusieron en alerta a los defensores a ultranza de las elecciones: De la Sota, Carlos Reutemann (Santa Fe) y Néstor Kirchner (Santa Cruz), entre otros. La caída definitiva de Rodríguez Saá empezó poco después de las 16. Ante un puñado de gobernadores, entre ellos Carlos Ruckauf (Buenos Aires), Juan Carlos Romero (Salta) y Angel Mazza (La Rioja), el puntano amagó con renunciar al cargo. "Si no me apoyan no puedo seguir gobernando. Estoy dispuesto a renunciar esta misma noche", bramó Rodríguez Saá, según coincidieron varias fuentes que participaron del encuentro. En Chapadmalal debían definirse aspectos cruciales vinculados con la seguridad, la reestructuración del gabinete, las futuras elecciones y la situación económica, a la que definió como una "hoguera". "Me están dejando sólo. Me voy a renunciar desde mi provincia", se lanzó Rodríguez Saá, mientras sus invitados empalidecían. La reunión terminó de manera abrupta cuando el puntano se levantó de su silla, saludó a los gobernadores y les dijo que partía rumbo a San Luis. Rodríguez Saá definió como una "traición" las ausencias de De la Sota, Reutemann y Kirchner. "Era un hombre furioso", admitieron los voceros que reprodujeron los insultos que el puntano le dispensó al gobernador de Córdoba. Pero Rodríguez Saá no se guardó nada: "No puedo aguantar la debilidad, ni que se parta el grupo del que soy emergente (el Federal)". En vano, algunos de los presentes intentaron aplacarlo. Como el clima se iba espesando rápidamente, Puerta se comprometió a hacer gestiones ante los gobernadores ausentes. El misionero Carlos Rovira llamó sin éxito a De la Sota y a Kirchner, quienes habrían propuesto una reunión para "más adelante". Con las cartas aparentemente echadas, algunos mandatarios le recomendaron a Puerta que convocara a una Asamblea Legislativa para el 2 ó 3 de enero, con el fin de elegir un nuevo presidente hasta el 2003. También consideraron oportuno llamar "a todos los partidos" debido a la crítica situación que afronta el país. De la reunión en Chapadmalal participaron Ruckauf, Mazza, Rovira, Romero, Gildo Insfrán (Formosa), Puerta y el diputado Jorge Acevedo (ex vicegobernador santacruceño). Estuvieron ausentes De la Sota, Reutemann, Kirchner, Carlos Manfredotti, Carlos Díaz, Eduardo Fellner, Julio Miranda y Rubén Marín, entre otros. Por la mañana, De la Sota le envió a Rodríguez Saá una carta en la que le informaba de su ausencia y que apoyaría cualquier tipo de medida que fuera a favor del pueblo. En tanto, desde Santa Fe, Reutemann afirmó: "Recibimos vía telefónica la invitación, pero no tenemos ningún temario concreto". La reunión comenzó pasadas las 16, una hora más tarde de lo previsto, y en la entrada del complejo turístico unas 200 personas realizaron un cacerolazo. Rodríguez Saá se reunió a solas con los gobernadores. Cuando Rodríguez Saá abandonó a los gobernadores, este grupo se reunió con el presidente por espacio de una hora. Aunque las negociaciones posteriores resultaron infructuosas.
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