A medida que la columna de manifestantes se desplazaba por calle Santa Fe, los bancos cerraban sus puertas por "una cuestión de seguridad". Ante este panorama la tensión de los clientes que estaban intentando hacer trámites, sumado a la proximidad del horario de cierre de algunas entidades, hizo que los nervios y el mal humor de muchos llegaran a picos más altos que los de aquellos que marchaban. "El paro de mañana debe ser total" vociferó un cliente, lo que fue aplaudido espontáneamente por otros que, como él, se sentían ayer presos de los bancos. No obstante algunos sostenían que las medidas de fuerza "no arreglan nada". Aunque se anunció que se limitará la apertura de cuentas, algunos clientes admitían que venían de abrir varias cuentas en distintos bancos y comparaban la atención en las diferentes entidades. En el ingreso de los bancos, que mantenían sus puertas cerradas, se agolpaba gente que pugnaba por entrar o salir. Mientras tanto, a través de los ventanales, entre señas y gritos, los clientes se pasaban fórmulas de acreditación de cheques o cómo pagar saldos de tarjetas de crédito.
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