Cristiano Del Riccio
Washington. - "En Kandahar hay una situación del lejano oeste. Es todo muy confuso", dijo ayer el ministro de la Defensa, Donald Rumsfeld, haciéndose eco de la preocupación cada vez mayor en EEUU de que la caída talibán marque el inicio de feroces combates internos por la conquista del poder. La administración Bush no está conforme con la manera en que se desenvolvió el pasaje de poderes en el último bastión de los talibán, con al menos tres facciones tribales pashtún empeñadas en disputarse el control de la ciudad y con probables acuerdos bajo la mesa que permitieron al mulá Omar desvanecerse de la ciudad asediada. Rumsfeld expresó también su preocupación por otro aspecto de la caída de Kandahar ya que las fuerzas talibán no respetaron el compromiso de entregar las armas antes de abandonar la ciudad. "Es una situación muy peligrosa. No quisiera que se repitiese lo que pasó en Mazar-i-Sharif donde los talibán derrotados conservaron las armas, encendiendo una batalla que costó después la vida a muchas personas. No quisiera que ocurriera lo mismo en Kandahar", observó Rumsfeld. Los estadounidenses también se vieron sorprendido con la desaparición del líder talibán Mohammed Omar. Aunque el jefe designado del gobierno provisorio afgano Hamid Karzai se había comprometido personalmente con Washington a que Omar sería entregado a la Justicia, la confusión reinante en Kandahar hizo imposible la aplicación del acuerdo. El control de la ciudad se reparte entre las tropas del Mulá Naqibullah (que ocupan el 30% de Kandahar) y las de Gul Agha (el resto). Karzai puede contar por ahora con la amistad de Agha pero el antiguo odio entre el jefe de la tribu y Naqibullah no promete nada bueno para el futuro de Kandahar. "Pensamos que Omar terminará en el momento justo en nuestras manos -dijo Rumsfeld-. Por ahora no sabemos dónde está. No faltan las informaciones que frecuentemente se contradicen. No creo que todavía esté en Kandahar pero podría estar escondido en una aldea cercana". Frustrante para la administración Bush también resultó hasta el momento la caza de Osama Bin Laden, que parece a su vez haberse evaporado. Los norteamericanos pidieron a Pakistán que intensifique el control en los pasos montañosos que desde Tora Bora permiten el acceso a Pakistán, ya cubierto de nieve. En tanto, la Alianza del Norte sigue explorando, con la ayuda de las fuerzas norteamericanas, las numerosas grutas y cuevas que se abren en las montañas de la región. (Ansa)
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