El Papa Juan Pablo II celebró ayer la fiesta católica de la Inmaculada Concepción de María en la central plaza de España de Roma ante miles de fieles y turistas y en medio a rigurosas medidas de seguridad. El Pontífice, que recorrió Vía Condotti a bordo del papamóvil bendiciendo a la multitud que se había reunido a ambos lados de la calle, fue recibido por unas 15 mil personas. "Oscuras nubes se acumulan en el horizonte del mundo. La humanidad, que saludó con esperanzas la aurora del tercer milenio, siente ahora pesar sobre ella la amenaza de nuevos conflictos perturbadores", afirmó el Papa a la par que invocaba la ayuda de la Virgen María apoyado en un reclinatorio colocado sobre una pequeña alfombra. "La paz mundial está en peligro -dijo Juan Pablo II-. Es por eso que venimos a tí, Virgen Inmaculada, para pedirte obtener, como madre comprensiva y fuerte que las almas, liberadas del odio, se abran al perdón recíproco, a la solidaridad constructiva y a la paz". (Ansa)
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