Los argentinos hicieron pública ayer, festividad de la Inmaculada Concepción de María, su conocida devoción mariana con desbordantes manifestaciones de fe popular en los santuarios donde se veneran las distintas advocaciones a la Virgen.
Todos tenían algo personal para pedir o agradecer, pero esta vez la mirada hacia la Madre tuvo una súplica compartida: que la Argentina supere la profunda crisis social, económica y financiera que padece.
La basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Argentina; el templo en honor a Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, en esa localidad bonaerense; la de Itatí en Corrientes, o la cada vez más frecuente esperanza en la Virgen Desatanudos, en el barrio porteño de Agronomía, fueron sólo una muestra acabada de una práctica religiosa que se repite cada el 8 de diciembre.
Luján tiene un magnetismo especial y, como sucede cada fin de semana, miles y miles de fieles llegaron hasta el santuario para pedir, agradecer y rezarle a la imagen mariana que quiso quedarse en esas tierras bonaerenses allá lejos y hace tiempo.
Esta vez, la convocatoria no tenía una cabeza visible, pero todos espontáneamente querían llegar. Lo hicieron a pie, en autos, micros, en bicicletas y hasta en viejos carros.
Los enfermos, los discapacitados, los que están sin trabajo o aquellos a quienes el hambre golpea a sus puertas cada día, dijeron presente.
No obstante, los ruegos por una justicia social que no llega y la acción de gracias movilizó mayoritariamente a la gente.
Tal el caso de Enriqueta, 69 años, de Turdera, quien con un rosario en su cuello caminó lentamente por la nave central de la basílica para dejar una rosa blanca a los pies de la patrona. "Se lo debía. Ella todo lo da y nada pide a cambio. A veces sufrimos, pero María siempre está para alentarnos", comentó.
La fiesta en el interior
En tanto, en San Nicolás la caravana de automóviles hasta el templo todavía en construcción, aunque con una resplandeciente cúpula de cobre, fue incesante. Pan y trabajo son ruegos repetidos, pero son muchos los que acuden en busca de consuelo y milagrosas curaciones.
En Comodoro Rivadavia, Chubut, centenares de vecinos participaron de la tradicional "lluvia de pétalos", que es arrojada hacia el mar por un helicóptero, y constituye una original manifestación espiritual que simboliza la fe y esperanza de los habitantes patagónicos.
En Catamarca, miles de fieles provenientes de distintas provincias cercanas honraron a Nuestra Señora del Valle con una procesión por las calles de la ciudad. La de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María es, quizás, la fiesta mariana más conocida y venerada de la cristiandad especialmente en los países hispánicos. El dogma de la Inmaculada, proclamado por Pío IX el 8 de diciembre de 1854, dice que "María, por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción".
Desde entonces esta festividad ha pasado a ser la más popular y solemne.