Año CXXXV
 Nº 49.325
Rosario,
domingo  09 de
diciembre de 2001
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Incertidumbre. Entrevista al presidente de General Motors
Jaime Ardila: "A la Argentina se le acabó el tiempo"
El ejecutivo confía en la recuperación del país. Descarta una devaluación y pide que bajen las tasas

Gabriel González

El presidente de la General Motors, Jaime Ardila, es un colombiano que analiza con soltura los temas macroeconómicos. El ejecutivo que hace menos de un año se puso al frente de la filial argentina de la marca del compañía del chivo en este diálogo con La Capital repasó las grandes cuestiones que afectan al país. Defendió la convertibilidad como una instancia que sigue siendo válida para el país, pero mostró sus dudas sobre las posibilidades de conseguir el consenso que hace falta para recuperar la confianza. Dice no saber si ya se llegó al punto de tocar fondo como para empezar desde allí a recuperarse, pero confía que así sea. Estos son los principales tramos del diálogo.
-¿Hay salida para la Argentina?
-Siempre hay una salida. Lo que hace falta es una serie de consensos políticos que todavía no ha ocurrido, pero que cuando ocurra producirán una recuperación bastante rápida de la economía. Mantenemos un sano optimismo sobre la realidad del país, obviamente que no queremos ser definitivamente optimistas en las predicciones, pero el tema de la recuperación del país es más un tema de consensos políticos que de problemas económicos fundamentales.
Además, en esta industria uno siempre tienen que manejar perspectivas a largo plazo. No se puede planificar un negocio como el nuestro pensando en lo que va a pasar mañana sino en lo que va a pasar de aquí a 10 años. Y vista la Argentina a largo plazo, es un país con perspectivas.
-¿Es posible arribar a ese consenso del que Ud. habla?
-Es necesario, pero no estaría en condiciones de juzgar la viabilidad porque no se hasta que punto está presente está la voluntad de los distintos agentes. El llamado que ha hecho el presidente a todos los sectores, a los privados, bancos, empresarios, partidos políticos de la oposición, sindicatos, estamentos sociales es una convocatoria necesaria. Y en lo que nosotros podamos contribuir hacia ese objetivo de alcanzar los consensos básicos lo vamos a hacer.
-Los inversores parecen que no dan un peso por el país.
-Los inversores suelen tener una visión muy corta, buscan ganancias en plazos relativamente breve, y ante la evidencia de que los precios de los bonos argentinos han caído sustancialmente, y de las malas perspectivas de pago de la deuda en el corto plazo, han castigado fuertemente a la Argentina con una baja del precio de los bonos. Pero en la industria miramos las cosas de un modo distinto, más a largo plazo. No es posible dictaminar sobre la viabilidad política de estos acuerdos que se están intentando, lo que sí sabemos es que son fundamentales, son importantes, y que dependen de la voluntad de los argentinos.
A veces los países tienen que llegar a un punto límite de quiebre para recuperarse. La pregunta hoy es si la Argentina ya tocó fondo, si ya se llegó a un punto tan crítico como para reaccionar y empezar a recuperarse. No estoy, en rigor, en condiciones de responder esa pregunta, pero espero que sí.
-Muchos dicen que la clase política juega en la cubierta del Titanic. ¿Ud. como lo ve?
-Hay que ponerlo en contexto. La actitud de los políticos y los distintos estamentos no son muy distintas de las que se ve en otros países. Tendemos a analizar que los políticos sólo aquí actúan en función de sus propios intereses, pero la verdad que ese fenómeno ocurre en otras partes. Claro que la situación argentina es extremadamente grave y demanda consensos más rápidos, que no son fáciles de alcanzar.
El tema que está sobre la mesa no es fácil, estamos hablando de la transferencias de fondos hacia la región. No es algo fácil de resolver en cualquier parte del mundo, ni en Argentina ni en Alemania, donde viví por algunos años. El tema de la seguridad social, de los subsidios de desempleos son difíciles de resolver en todas partes.
La diferencia que complica a la Argentina es que se le acabó el tiempo y debe resolver en un lapso muy breve, porque los inversores ya no le perdonan más y no hay más crédito.
-¿El problema no es del tipo de cambio?
Hay un problema de competitividad para la Argentina, pero no necesariamente es un problema del tipo de cambio. El tema es que muchos sectores de la economía no se ajustaron para tener costos competitivos a nivel internacional. Que eso se resuelva por la vía del tipo de cambio o no, es otra cuestión. A nosotros nos parece que es viable ensayar otra solución vía productividad sin tener que desmontar un sistema que al país le funcionó.

Escenarios posibles
-¿Ud. descarta una devaluación entonces?
-No nos corresponde decidir al respecto. Pero es razonable que el país haya decidido ensayar un camino distinto a partir del temor a la hiperinflación y la devaluación. Hoy se habla de que la Argentina no es competitiva, pero de eso nadie hablaba hace cuatro años atrás y el uno a uno ya existía. Ocurrió que otras monedas con las que comerciábamos mucho, como es el caso del real, se devaluaron demasiado y eso complicó las cosas.
-Algunos industriales piden una convertibilidad ampliada con el real. ¿Puede servir?
-Veo difícil que se ensayen cambios adicionales a la convertibilidad sin que haya acuerdos con los países involucrados, en este caso Brasil, o la Reserva Federal norteamericana si hablamos de dolarización. No veo viables esquemas en los que la Argentina unilateralmente incorpore otras monedas.
-¿Qué balance hace de los resultados de los planes de Cavallo sobre la industria?
-Si hubo algún error en la política económica fue la orientación de incentivos hacia la inversión en un momento en el que existía una gran capacidad instalada subutilizada.
Me parece más lógico que los incentivos se orienten al consumo y reactiven la demanda de productos para que una vez ocupada esa capacidad podamos pensar en incentivar la inversión. En la Argentina de hoy el problema es de demanda.
-¿En la industria automotriz como se debería instrumentar?
El problema de nuestro sector es agudo, la capacidad instalada es de casi un millón de unidades en un año en que vamos a producir 200 mil. No importa que incentivos se den, más inversión no va a haber. Necesitamos estímulos al consumo, que deben pasar por una reducción de las tasas de interés.
-¿Puede servir el canje de deuda?
-Es una pieza fundamental, ojalá que tenga éxito. La otra pata de esta mesa es el cumplimiento estricto del déficit cero. Con esos dos factores las tasas van a bajar, no ya, pero sí en el mediano plazo.
¿Qué escenario prevén para el año próximo?
No esperamos grandes cambios. Este año se van a vender 200 mil unidades y esperamos una cifra igual para el año que viene. Con un primer semestre muy débil y mejoría en el segundo. Con esas pautas, en el 2003 podremos tener un mejor panorama.



Ardilla prevé una mejora en las ventas para el 2003.
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