Desde hace tiempo se viene hablando de default, es decir no poder afrontar el pago de las obligaciones con los acreedores, un hecho que puede acarrear consecuencias imprevisibles. Sin embargo, ya hay varias experiencias recientes de países que quedaron en default como son los casos de Rusia (1998), Ecuador (1999), Pakistán (1999) y Ucrania (2000). Un estudio elaborado por el Departamento Económico del Scotiabank Quilmes analiza las condiciones de partida, las distintas formas de transitar el default y los resultados luego de la declaración de cesación de pagos.
La realidad es que hoy el Estado no tiene dinero y existe poco margen político para aplicar recortes al gasto primario como única alternativa para bajar el déficit. Actualmente la deuda, en las condiciones originales de emisión, resulta impagable. El interrogante es si con la reprogramación de los pagos de la deuda y el canje de títulos se puede volver a crecer.
Si se analizan los casos de Ecuador, Ucrania, Rusia y Pakistán se observa que las economías de estos cuatro países sufrían desequilibrios similares: durante años los gobiernos acumularon persistentes déficit fiscales que se financiaron con emisión o deuda. Al saturar el uso de la inflación y la deuda para financiar el gasto, estos países se fueron quedando sin recursos y entrando en una situación que se venía precipitando varios meses antes de la declaratoria de default.
Pero la quita y reprogramación de los pagos de la vieja deuda, en ninguno de los casos fue una medida aislada. En el marco de asistencia y acuerdos con el FMI, estas operaciones de canje se complementaron con fuertes ajustes fiscales y monetarios, mayor flexibilidad del régimen cambiario, la fijación de metas inflacionarias y el saneamiento del sistema financiero.
En Ecuador y Rusia, las correcciones fiscales fueron fenomenales y el déficit se redujo en 8,8 y 3,7 puntos del PBI respectivamente, incluyendo recortes en el gasto primario. En los casos de Ucrania y Pakistán, los ajustes no fueron tan drásticos ya que los desbalances no eran tan agudos. Por otra parte, en estos dos países los bonos y las acciones reaccionaron positivamente tras el anuncio de default y mantuvieron esta tendencia en el tiempo. Incluso el PBI registró crecimiento durante el año siguiente en torno al 5%. En cambio, en Rusia y Ecuador todas las variables financieras se hundieron tras el default. En Ecuador el riesgo país alcanzó los 4.700 puntos, las acciones cayeron un 70%, y el PBI perdió un 7,3%. En el caso ruso, el riesgo tocó los 6.900 puntos, la bolsa cayó un 65 por ciento y el PBI se contrajo un 4,9%.
De todas formas, la reacción positiva posdefault en Ucrania y Pakistán no debe entenderse como un voto de confianza de los mercados, sino más bien porque los mercados ya habían descontado una cesación de pagos con anticipación.
En el caso de estos dos países, también contribuyó la forma "amistosa" de los acuerdos con los acreedores, los cuales no insumieron más de tres meses de tiempo.
El posdefault
La situación posdefault fue diferente para cada país, pero hay efectos en común:
u La posibilidad de tomar nueva deuda en el mercado internacional desapareció por completo.
u La reputación como país confiable no se recuperó. Desde ese momento ninguno volvió a emitir títulos internacionalmente.
u El riesgo país se mantienen en niveles elevados promediando los 1.000 puntos.
u La inversión en activos reales llega en cuentagotas.
u Se abarataron los activos domésticos.
u Ninguno de los países recuperaron su calificación de inversión.
Recursos propios
Pese a la falta de crédito externo, una vez pasado el cimbronazo posdefault todas estas economías comenzaron un proceso de recuperación del crecimiento con tasas de entre el 4 y el 5% de promedio. El mayor impulso provino del sector externo, de sus exportaciones, y en mucho menor medida por el consumo y la inversión interna. El consumo fue reactivado por políticas monetarias más expansivas y disposiciones de los bancos centrales de aumentar la liquidez del sistema financiero. Se implementaron reducciones de los encajes, bajaron las tasas de descuento y en algunos casos como Ucrania se pagaron sueldos atrasados a empleados públicos.
Pero como no hay crédito externo y estas economías siguen teniendo compromisos financieras por cubrir, estos países tienen la necesidad de generar fuertes excedentes en cuenta corriente, que en el caso de Rusia llegó el año pasado al 17,3 por ciento del PBI. Estas divisas se suman a los desembolsos que les gira el FMI y los montos que se ahorraron o dejaron de pagar con el canje de deuda.
Hasta que no vuelvan a emitir afuera, el dinero del financiamiento debe salir de la cuenta corriente por lo que el tipo de cambio es una variable de ajuste permanente, y para que ello no desemboque en inflación descontrolada tienen que mantener un control estricto sobre la política monetaria, todo en un delicado equilibro.
El default en estos países reflejó que el alivio que se logra en las cuentas públicas con la reprogramación de los pagos de la deuda es totalmente insuficiente como mecanismo para encauzar la economía, si no se complementa con medidas de fondo que ataquen los problemas económicos existentes. Pakistán y Rusia lograron reducir el valor actual neto de la deuda un 27 y un 30 por ciento respectivamente, pero a pesar de ello no recuperaron la imagen de país solvente, y algo parecido ocurrió con Ecuador y Ucrania.
Queda claro que indefectiblemente es necesario demostrar que la economía puede volver a crecer, para lo cual la sola reprogramación de deuda es insuficiente. La pérdida de reputación hará mucho más arduo la recuperación de la economía.