Juan Manuel Llop se la tuvo que aguantar. Durante toda la tarde debió soportar el acoso verbal de un par de plateístas de Unión, que incluso le golpeaban el techo del banco de suplentes. Pero el técnico rojinegro se la aguantó y en ningún momento contestó los insultos ni hizo ningún gesto. Sólo se limitó a seguir el partido desde el borde de la cancha, bebiendo agua mineral y mirar la hora cada treinta segundos.