Rodolfo Bella
La obra "El juego del bebé", de Edward Albee, se presenta hoy, mañana y pasado mañana, a las 21.30, en el teatro del Centro Cultural Parque de España, Sarmiento y el Río Paraná. Norma Aleandro, quien protagoniza la pieza junto a Jorge Marrale, además de Claudio Torcachini y Verónica Pelaccini, dijo que la obra "tiene más preguntas que respuestas", poniendo en primer plano temas como el poder, las utopías, y "la siempre subjetiva realidad". El texto tiene como eje a una pareja con un hijo, pero el cuadro idílico comienza a tambalear con la llegada de dos personajes que con un humor incisivo irán mostrándoles la precariedad de la relación. En diálogo con Escenario, la actriz se refirió además a los recortes al presupuesto destinado al área de cultura, al estado de la televisión actual y habló del significado de los premios. -¿Cuál es el desafío de abordar este texto de Edward Albee con personajes singulares? -Es una obra bien interesante, distinta dentro de la dramaturgia moderna. Hace un planteo diferente, rompiendo ciertos cánones de la estructura del teatro. Los personajes que hacemos Jorge Marrale y yo tienen una conexión directa con el público. Con mucho humor y picardía van ingresando en el mundo de los personajes que hacen Claudio Tolcachir y Verónica Pelaccini, que están viviendo un momento muy pleno de su amor y su pasión, a partir del nacimiento de un bebé. Vamos entrando en el mundo de ellos, primero con humoradas y bromas, hasta que desbaratamos ese edén que se han construido. -¿Cómo define a los personajes que interpretan usted y Marrale? -Es interesante porque trabajan desde un lugar muy particular, con un humor que tiene que ver con el music hall decadente, porque son personajes decadentes. Tampoco son personas y eso también es lo que nos entusiasmó. Pueden ser como dos chamanes que llevan a la pareja a un rito de iniciación. Son ritos iniciáticos donde el joven pasa a ser adulto por medio de un dolor y de un conocimiento inesperado de la vida. -En otro orden de cosas, ¿cómo cree que afectan los recortes a cultura? -Afectan muchísimo. Es grave porque lo cultural en general en nuestros gobiernos siempre parece que fuera lo menos importante. Siempre es a partir de lo cultural donde podemos comenzar a vivir mejor y a estar mejor preparados para tener otro tipo de vida. En lo político, y esto es una clave que está sucediendo en el mundo, se supone que teniendo una economía más o menos regulada vamos a vivir mejor y así se dejan de lado cosas muy importantes. Bajo ese signo está lo social, que incluye desde la salud al proceso jubilatorio para los que trabajaron y aportaron toda su vida y deberían vivir con dignidad, además la cultura y la educación. La cultura es lo único que nos provee de herramientas para la vida y para poder defendernos frente a estos ataques políticos de los cuales no hacemos más que padecerlos. Para poder más o menos enfrentarlos, tenemos que estar culturalmente preparados y educados. Eso es lo que siempre nos está fallando. Los países más pobres son los que no le dan importancia a la cultura. -Una de esas conquistas, el Instituto Nacional del Teatro, corre el riesgo de perderse... -Después del recorte, volvieron a dar algo de dinero, pero siempre son como dádivas, como si finalmente en un gesto de generosidad lo distribuyeran, pero es dinero que todos ponemos con los impuestos atroces que van diezmando la salud de la población, y después no los vemos crecer en algo importante. Yo viajo por todas las provincias y veo cómo no se hacen las cosas que se deberían hacer para no tener las inundaciones que tenemos, para no tener el cierre de fábricas, de escuelas, hospitales, y sin embargo no sólo que no bajan o se mantienen, sino que subieron. La población paga por algo que nunca obtiene, además de los recortes. Pero todo eso tiene que ver con la cultura y de esa manera nos van empobreciendo y la forma de hacerlo es empezando por lo cultural. -¿Existe una relación disfuncional entre los argentinos y el país? -Es un país que está políticamente enfermo, pero no sus ciudadanos. Esto es lo triste, pero lo bueno es que nos vamos dando cuenta y vamos reaccionando. Creo que los políticos no tomaron el voto castigo con la seriedad que merece porque fue dirigido a ellos. Es muy difícil que lo reconozcan porque justamente su problema es que no reconocen lo que hacen mal, pero se lo dimos y esto es importante porque nosotros crecimos. Ellos no, pero igual lo hicimos. Ahora tenemos que tener un recambio de políticos en este país, que es lo que nos merecemos. -¿De sus multiples actividades cuál es la que vive con mayor intensidad? -Usted me pregunta algo que es como cuando uno le pregunta a un padre a cuál de sus hijos quiere más (risas). Los quiero a todos, de pronto tengo más ganas de estar con uno o con otro por distintas razones. A veces estoy haciendo una actividad que me importa en ese momento y me encanta disfrutarla, y en otro momento me encanta disfrutar otra cosa. Si elegí trabajar en el espectáculo es porque en ese ámbito nada me es ajeno y todo me interesa. Algunas cosas las puedo hacer y otras no, pero trato de hacer más o menos lo que puedo, es decir la dirección, la actuación y escribir, que es algo que hice toda mi vida porque me interesa. Me gusta poder coordinar esas actividades, que no se junten al mismo tiempo porque eso no es bueno para la salud (risas). -Entonces ¿de donde saca tiempo para, además, promover el cine por dos pesos? -(risas) Eso es bien importante y muy interesante porque nos unimos todos para esto, cosa que no es tan fácil en este país. Nos unimos los que trabajamos en el cine, los técnicos, los artistas, los directores, los productores, los distribuidores y el Instituto de Cine. Es una primera semana (que comienza hoy) bajando los precios a dos pesos, lo cual no es fácil. Hubo un acuerdo para que la gente vaya más al cine a ver cualquier película, pero también al cine nacional, que el público lo está apoyando mucho. Cuanto más vayan al cine se armarán más producciones que están teniendo una repercusión dentro y fuera del país. Hoy día, que nuestras industrias están tan muertas, que haya resucitado un poco la industria del cine, que a veces estuvo desmayada y otras muerta, es muy importante porque también es una punta de lanza salir a vender películas argentinas como se están vendiendo afuera. Lo interesante es que es una forma de empezar a vender otras industrias junto con la del cine. Nos van conociendo mejor y les vamos interesando desde muchos puntos de vista. -¿Qué está sumando el cine argentino para tener repercusión internacional? -Creo que está sumando además de calidad, variedad. Tenemos una variedad de guionistas y directores con estilos muy distintos y eso es muy interesante. Si usted no supiera que es argentina, cuesta asociar "El hijo de la novia" con "Mundo grúa", "Nueve reinas" o "La cienaga". Tiene una diversidad de estética y pensamientos muy importante porque muestra nuestra diversidad. -¿Cómo está viviendo la selección de "El hijo de la novia" para la candidatura al Oscar? -Bueno, cruzando los dedos... (risas) Yo voto para el Oscar desde que fui nominada por "Gaby". Soy miembro de la Academia y todos los años me llega material de todas las películas para votar y sé lo complejo que es esto. Por ejemplo, para película extranjera, llega una por país y son muchísimos los países que hacen buen cine. -¿Cuánto influye la distribución? -También hay que tener la suerte que la tome una distribuidora americana y que la estrene a tiempo porque si no se estrena en Estados Unidos no se puede presentar para el Golden Globe y esa es la antesala del Oscar. Son esos factores un poco de suerte y otras de negociaciones para los cuales habíamos perdido un poco la mano. Después de "La historia oficial" fue poco lo que se pudo hacer y ahora es volver a empezar por suerte con gente que sabe manejar las cosas y apoya muchísimo. -¿Cuál es el cambio fundamental que trajo la administración de José Onaindia? -Enorme. Voy a contarle cómo sucedió: cuando asumió como director del Instituto Nacional de Cine, la gente de cine decíamos "Ay, Dios, otro funcionario más que no es de cine, que no sabe de cine". Por suerte, este hombre sabe mucho y le interesa. Además sabe qué hacer y cómo presentar esas películas en el exterior, las acompaña a todas, no solo a las llamadas grandes, sino también a las pequeñas, las de cines paralelos, además de pelear los presupuestos en el gobierno. -El lunes le entregaron los Konex de platino y de brillante ¿qué significado le da a los premios? -Siempre es una alegría cuando uno los recibe. Creo que alguien mentiría si dice que no le alegra recibir un premio, pero es verdad que uno no trabaja para los premios. Trabajo porque amo lo que hago y cuando uno recibe un premio es un estímulo muy grande para el trabajo. Después es pasado como lo es el trabajo que uno hizo y está por delante el trabajo por hacer. Pensar que eso es un laurel y dormirse sobre los premios es morirse.
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