Año CXXXIV
 Nº 49.287
Rosario,
jueves  01 de
noviembre de 2001
Min 16º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Las batallas de un padre de familia
"Ni una palabra" propone un nuevo modelo de héroe para Michael Douglas
En el thriller psicológico que se estrena hoy el actor es un psiquiatra que debe salvar a su hija secuestrada

Fernando Toloza

Después de haber sido un hombre reprimido ("Un día de furia"), haber sido acosado sexualmente ("Acoso sexual") y haberse puesto en la piel de un profesor malvestido y haragán ("Fin de semana de locos"), entre tantas otras cosas Michael Douglas se convirtió en el cine un hombre de familia con la llegada de "Traffic". Y en "Ni una palabra" su nuevo filme que se estrena hoy en Monumental, Del Siglo y Village, persiste en esa senda y vuelve a interpretar a un padre.
Sin embargo, no es un padre común y corriente. A pesar de sus esfuerzos por no salirse del montón y criar a sus hijas en paz, tanto en "Traffic" como en "Ni un palabra", no puede y se ve obligado a convertirse en alguien especial, aunque sin llegar a ser un héroe de acción. La línea de sus héroes es ahora más del tipo psicológico. Ser alguien heroico es, para el Douglas cercano a los sesenta, ser alguien capaz de soportar las peores tensiones psíquicas y salir indemne de la situación.
En "Ni una palabra" Michael Douglas interpreta a Nathan Conrad, un psiquiatra neoyorquino exitoso que atiende en uno de los barrios más exclusivos de Nueva York. Además de su profesión, el doctor Conrad está feliz por su familia: su esposa es una belleza y tiene una hija encantadora.
Conrad es un hombre feliz con su vida y cuando comienza la película se está preparando para tomarse unos días por el feriado de Acción de Gracias. En ese momento suena el siempre oportuno -para bien o para mal- teléfono. Es un colega de Conrad que le quiere derivar una paciente. Lo que parece una rutina se transformará en el centro de una trama mortal, con la familia del exitoso doctor en la mira.

El secreto de la enfermedad
La paciente que Conrad recibe es una adolescente. Se llama Elisabeth Burrows y es uno de los casos que fascinan al doctor, tanto por razones humanas como profesionales. La pobre Elisabeth lleva a cuestas una historia de violencia y de diagnósticos y tratamientos equivocados. La chica prácticamente no tiene otra chance que ir a parar una institución psiquiátrica.
Tanta desolación y el afán de curar a alguien a quien cualquier psiquiatra daría por un caso perdido ponen en marcha al doctor Conrad. La chica hace algunos progresos con el nuevo tratamiento pero justo allí se desencadena la situación que pondrá al psiquiatra entre la espada y la pared: secuestran a su hija y el precio para devolverla es un número de seis dígitos. El número está en algún lugar de la desordenada mente de Elisabeth y Conrad tendrá que encontrarlo.
La extorsión de los delincuentes es una maquinaria implacable y el doctor Conrad es vigilado en sus mínimos movimientos. Por eso la advertencia de que no debe decir "ni una palabra" a la policía funciona en forma certera, ya que el psiquiatra sabe que de su silencio depende la vida de su hija.
El doctor Conrad sufre el ataque por dos lados. En su familia, con el secuestro de su hija, y en su profesión, ya que la clave para intentar salvarse está en la efectividad de su arte para sacarle a la paciente uno de sus secretos mejor guardados. La chica pasó por una situación traumática que no quiere repetir y el psiquiatra tendrá que llevarla a rememorar ese momento para obtener la salvación de su hija.

La historia del bebé
"Ni una palabra" se basa en una novela de Andrew Klavan, que recibió por ella el premio Edgar, otorgado por los Escritores de Misterio de los Estados Unidos, a la mejor obra de misterio del año. Klavan es conocido por usar una gran variedad de fuentes inspiración para sus historias de suspenso. En el caso de "Ni una palabra", la idea partió de su bebé.
Después del nacimiento de su hija, Klavan se despertaba todas las noches para ir a ver al bebé y constatar que estuviese bien. "Una noche me pregunté, ¿qué pasaría si me asomo y ella no estuviera ahí?", recordó el autor del libro en que se basó la película.
"A partir de este pensamiento perturbador, que representa la pesadilla de cualquier padre, los aspectos fundamentales de la historia comenzaron a desarrollarse justo enfrente de mí" confesó Klavan. Y como la historia venía con carácter autobiográfico, el escritor no dudó en situar la acción Nueva York y en un departamento como el suyo.
Todo el equipo de la película estaba fascinado con el libro, pero el que tuvo el mayor trabajo fue el guionista Anthony Peckman, quien no desmintió el carisma del libro pero hizo sus quejas. "El libro no lo puedes dejar de leer, pero fue difícil traducir su estructura no lineal a la pantalla", declaró.
Las innovaciones que aportaron el guionista y su equipo son varias: le inventaron una pierna rota a la esposa del doctor Conrad para justificar su inmovilidad después de que su hija es secuestrada; añadieron el personaje del teniente de policía, quien investiga un caso de homicidio que lo pone en el camino del doctor, y también intensificaron un aspecto que acerca el filme a la estética de Alfred Hitchcock: el voyeurismo, ya que el guión ubicó a los secuestradores en el piso de arriba de Conrad y desde allí tienen controlados todos los movimientos de la familia.
"Nathan nunca tuvo que ensuciarse las manos y ahora tendrá que hacerlo", indicó el guionista, quien siempre supo que Michael Douglas iba a interpretar el papel protagónico. "Se convierte en un hombre primitivo, que quiere recuperar a su hija a cualquier precio. Piensa que estaría mejor muerto antes que ver a su hija asesinada", agregó y especificó su visión del personaje: "Nathan deberá pasar por el mundo de lo insano (el ficticio Hospital Psiquiátrico Bridgeview, diseñado exactamente según la arquitectura del afamado Hospital Bellvue de Nueva York) y de la muerte (un gigantesco cementerio), para salvar a su hija. Su viaje lo lleva a sufrir cambios radicales".
"Ni una palabra" es un thriller en la tradición clásica", dijo Douglas. "Su fuerza radica en las cualidades inesperadas de sus personajes. Por ejemplo, Nathan Conrad es alguien que parece tenerlo todo. Repentinamente, es despojado de lo que más ama en su vida y lucha en contra del tiempo para recuperar a su hija", añadió el actor, en un todo de acuerdo con el tratamiento que tuvo la novela en el guión y feliz por haberse ensuciado otra vez las manos, como sugiere el guionista.



El actor vuelve a realizar un papel de padre en conflictos.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Una galería de personajes
El arte de saber equivocarse
Diario La Capital todos los derechos reservados