Olga Morales, empleada de la empresa Tránsito Rosario -concesionaria de los parquímetros-, retira de la mochila las copias de tres denuncias policiales en la seccional 2º. "Fui a la comisaría una y otra vez porque estoy harta de las agresiones: no me dejan trabajar, me gritan que me vaya a lavar los platos y que no me meta en el negocio de ellos", relata. Ellos son los cuidacoches que dominan la cortada Ricardone, a quienes todo el mundo conoce como "Los Quiroga" tras haberlos visto durante tantos años: Carlitos, Pino, Ariel, Pepe, Daniel y Leo. Y también, Núñez. "Ninguna de mis compañeras se banca venir a trabajar acá. Como soy esposa de un policía me siento un poquito más segura y acepto. Pero igual, el lugar es insoportable", dice Olga. Es curioso lo que se observa a primera vista en la cortada, pleno centro de Rosario: automovilistas que apenas estacionan no van a las máquinas expendedoras sino directamente a entregar el dinero a los muchachos. Y son éstos (los Quiroga) los que retiran los tickets a medida que vencen para colocarlos sobre el parabrisas. ¿Cuál es el negocio?: el dinero que sobra y el manejo general de toda la cortada Ricardone. "Tal es el abuso que las multas que hago yo son las únicas que fracasan en el Tribunal de Faltas -dice Olga-. ¿Por qué? Porque hay avivados que cuando les llegan vienen y le piden a los cuidacoches un ticket de ese día sabiendo que los guardan a todos. Van y lo presentan al juez. Así zafan". -Este manejo es la primera vez que lo escucho. -En esta cortada se ve de todo. Hay gente que detiene el auto en doble fila y se los deja en marcha para que lo estacionen; por eso un par de mujeres resultaron atropelladas y hubo un abogado que tuvo que retirar el auto de la comisaría: les había dado permiso para salir dar una vuelta y se lo subieron a la peatonal San Martín. Ahí los detuvo la Policía". El relato es interrumpido por el grito de una protesta: "Pero qué te tengo que pagar a vos si ya saqué el ticket", grita Jorge Romero cerca de su Toyota Célica. Acepta breve diálogo con este diario y dice: "Me la paso entregando plata pero llegó la hora de empezar a cortar. Voy al Tribunal de Faltas (antiguo edificio de la Aduana) y la bajada Sargento Cabral es de los cuidacoches; voy al centro y lo mismo pasa con el Paseo del Siglo desde Dorrego hasta Presidente Roca; voy a la cancha y hay que poner tres pesos por adelantado. Me cansé. Obviamente, sé que en cualquier día de estos el auto me aparece rayado". -¿Quién le parece que es el responsable? -En parte nosotros, los mismos automovilistas. Hay gente que apenas se baja del auto se pone a conversar, les da trato, amabilidad. Conozco comerciantes de por acá que hasta les confían la llave del auto, los apañan, les dan el dinero para que les manejen los tickets. Y también sé que dos personas tuvieron que ir a buscar el auto a la villa. El inspector de zona de la empresa Tránsito Rosario llegó en respaldo de la agente Olga. Uno y otra dicen que funcionarios de Control Urbano y también la Policía se escudan en que no hay una figura en el Código Penal, o de Faltas, que condene la actividad de los cuidacoches. "Vienen, les dicen que se retiren por un día y después se olvidan". El supervisor señaló en esa dirección que exigir plata a cambio de "cuidar" coches -o mejor dicho para no dañarlos-, sin autorización legal para hacerlo, fue declarado como una "contravención" sólo en el ámbito de Capital Federal, castigada a través del Código de Convivencia Urbana. Mario Actis, especialista en accidentología y tránsito, opina que el mejor recurso en estos casos es hacer la denuncia en la policía por amenazas, ya que las acusaciones reiteradas contra una persona "dan lugar a que se le abra una causa penal". Actis dice conocer a los cuidacoches de la cortada Ricardone, antiguos y arraigados como los de las canchas de fútbol. "En la cancha de Newell's un domingo me negué a pagar y me apareció la cerradura rota del lado del acompañante", avisa. "El tránsito es uno de los sectores plagados de irregularidades -sostiene Actis-. Si un problema son los cuidacoches mayor aún es la cantidad de conductores sin registro, patente y seguro. Como en su mayoría son insolventes, si chocás contra ellos te arruinan".
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