Revalidar las tarjetas, mantener el nivel de juego y muchas otras cosas más son las metas que Ricardo González se fue poniendo con el correr de los años. Pero si hay un objetivo que tal vez no lo desvele, pero que sí lo mantiene intranquilo, que le quita horas de sueño, es el de adjudicarse alguna vez el Abierto del Litoral, que se juega cada año en el Rosario Golf Club. A medida que se acerca la fecha del torneo, Ricardo siente que la gente va a estar pendiente de cada uno de sus golpes, haciendo fuerza para que de una vez por todas pueda consumar uno de sus mayores sueños. Pero el destino le viene negando esa posibilidad. González participó en cuatro oportunidades en el Abierto del Litoral y nunca pudo levantar la copa para satisfacción propia y la de sus seguidores. "Mi meta es terminar este año entre los veinte mejores de Europa para que el año que viene pueda jugar algunos torneos en Estados Unidos", destacó González. Pero enseguida hizo mención al torneo local. "Nunca lo pude ganar", disparó el golfista, a lo que agregó: "Es una cuenta pendiente, un vacío que tengo con esta cancha". La edición de 2000 pudo haber sido la gran oportunidad. Había quedado primero al término de la primera vuelta, pero terminó quedándose en el camino. "Si bien el torneo del año pasado no se pudo jugar a 72 hoyos producto de la lluvia no lo tomé como debería haberlo hecho. Espero este año poder llenar ese vacío", se lamentó. -¿Cada vez que participás del Abierto del Litoral sentís que la presión hacia vos es mayor? -Sí, porque jugar de local es algo especial. Uno siente que todo el mundo quiere que haga 65 golpes en cada vuelta (el par de la cancha es de 72) y eso a veces te juega en contra. -Se puede decir que es una presión palpable. -Seguro. Tal vez por eso me cueste tener buenas actuaciones.
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