Washington.- Estados Unidos y Gran Bretaña usarán en su inminente operación militar contra la organización de Bin Laden en Afganistán las mismas bases en Uzbekistán que en los años 80 utilizara el ejército soviético para combatir a los mujahidines. Tashkent, la capital uzbeka, será tal vez la principal base de partida para los helicópteros norteamericanos que trasladarán a los comandos de las unidades especiales hacia sus blancos. Los buenos oficios del presidente ruso Vladimir Putin resultaron esenciales para este logro del Pentágono. Según trascendidos en Washington, Tashkent será la principal base de operaciones, al menos en una primera fase, que consistirá exclusivamente en misiones muy limitadas y dirigidas, con el objetivo máximo de capturar a Osama Bin Laden. Especialistas del ejército de Estados Unidos se encuentran desde el lunes en Uzbekistán verificando la situación de tres aeropuertos para comprobar si están en condiciones de recibir aviones militares norteamericanos, según informaron funcionarios militares de la república centroasiática. Sin embargo, la embajada de Estados Unidos en Tashkent desmintió en forma categórica que los aviones norteamericanos estén ya estacionados en Uzbekistán. Para cumplir operaciones de mayor envergadura, sin embargo, se deberá esperar una o dos semanas más. Uzbekistán, asimismo, no alcanzará para este segundo paso. En la vecina Tayikistán, los norteamericanos están armando la infraestructura para los grupos de rescate que deberán partir para salvar pilotos de aviones o helicópteros abatidos por los talibanes. Sin embargo, ni Uzbekistán ni Tayikistán resultan satisfactorios para los estrategas occidentales, por su lejanía de Kabul y Afganistán meridional, zona de operaciones primordial. De ahí la presión que ejerce Washington sobre Pakistán. Los enviados militares estadounidenses discuten desde el pasado fin de semana con sus colegas paquistaníes la concesión de bases lo más cercanas posible a l a frontera con Afganistán. Esta frontera, creada hace algo más de un siglo, es resultado de la retirada del Imperio Británico de Afganistán y dejó dividida a la etnia afgana mayoritaria, los pashtun. Muchas familias tienen a sus integrantes divididos entre ambos países. Peshawar y Quetta son las regiones más homogéneas étnica y religiosamente de Pakistán con la nación vecina. Allí se encuentran las famosas escuelas coránicas de las que partieron los talibanes. Tanto la inteligencia militar paquistaní como la CIA temen que se cree en esta región, en caso de abrirse allí una base norteamericana, acciones de sabotaje y terrorismo. Además, los talibanes podrían fácilmente infiltrarse hasta esta región. A este problema, el comando estadounidense suma otro aún no resuelto: si bien ayer Arabia Saudita rompió relaciones diplomáticas con Kabul, aún se niega a ceder la base Prince Sultan a EEUU. El general Charles Wald, a cargo de las operaciones aéreas en todo Medio Oriente, desearía coordinar la inminente ofensiva desde ese lugar. Pero desde la Guerra del Golfo Riad ha impedido a sus aliados americanos usar su territorio nacional para lanzar ataques contra otros países musulmanes.
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