Año CXXXIV
 Nº 49.224
Rosario,
jueves  30 de
agosto de 2001
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En un acto conjunto las dos CGT exigieron un cambio de rumbo al gobierno
"A los argentinos nos queda una arma letal: el 14 de octubre"
Luego de abrazarse, Daer y Moyano coincidieron en sus críticas a Cavallo y Bullrich pero preservaron a De la Rúa

Los gremios enrolados en las dos CGT (oficial y disidente) realizaron ayer una masiva concentración de protesta en la Plaza de Mayo para exigirle al gobierno un cambio inmediato de la política económica y el fin de los ajustes al sector público.
Desde un palco levantado de espaldas a la Casa Rosada, los titulares de las centrales sindicales, Rodolfo Daer y Hugo Moyano, fueron los únicos oradores. Previamente, ambos se confundieron en un abrazo que ratificó el camino de unidad que transitan ambas CGT. Si bien los sindicalistas movilizaron una importante cantidad de trabajadores con la finalidad de forzar al gobierno a rever el rumbo de la economía, el propio presidente Fernando de la Rúa se encargó ayer de ratificar el compromiso alcanzado con el FMI para lograr el déficit cero.
Al estilo de las tradicionales concentraciones peronistas, los gremios se identificaron con pancartas y banderas. En ese colorido marco, y bajo una gran cartel con la leyenda "basta", Daer se dirigió a la multitud para pedir "basta de ajustes" y de "generar ilusiones". A su turno, Moyano lanzó un virtual pedido para adelantar la entrega del poder: "Si han fracaso, si no tienen ideas, voluntad, fuerza, poder, tendrán que convocar al pueblo que los reemplace por aquellos que están dispuestos a luchar por la patria".
En los discursos no faltaron las críticas al ministro de Economía, Domingo Cavallo, a quien acusaron de ser "el padre de la deuda externa" y "funcionario de gobiernos militares". También hubo ataques directos a la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, a quien Daer responsabilizó de pretender "destruir a los sindicatos, y sin sindicatos los salarios siempre van a ser baratos".
"No van a pasar sobre los sindicatos", insistió Daer, luego exhortó a la unidad gremial y advirtió que no permitirán "la privatización del Pami, la Ansés ni las Universidades”.

Sin violencia física ni verbal
A pesar de los ataques a Cavallo y Bullrich, Daer y Moyano cumplieron con el supuesto pacto alcanzado anteayer con el gobierno y se cuidaron con el tono de sus palabras, para no caer en la "violencia física ni verbal", tal como lo había solicitado públicamente el presidente Fernando de la Rúa, a quien no mencionaron en ningún momento.
También cumplieron con la promesa de movilizarse sin incidentes. Hubo una precisa organización, cada discurso duró diez minutos y la desconcentración se realizó en poco más de un cuarto de hora. Al cumplir con lo pactado, los gremialistas dejaron abierta la posibilidad de futuras negociaciones con el gobierno.
Ante una multitud cuyo número fue evaluado en 30 mil personas por la policía y entre 70 mil y 120 mil según los sindicalistas consultados, Moyano mantuvo su perfil ultraopositor. "No aceptamos más ajustes, y le decimos al gobierno que no es posible que la derrota de un gobierno, que el fracaso de un gobierno, pretenda lleva a la muerte a la Nación", tronó, y desafió: "Vamos a dar pelea hasta la batalla final".
Daer, en tanto, enunció que "sin trabajo no hay orden social, sin trabajo hay violencia, sin educación hay violencia, sin que estén las políticas integradas hay violencias". Luego exigió la implementación de "una política de neto corte de crecimiento y desarrollo industrial".
Si bien los sindicalistas atraviesan una etapa de desprestigio y falta de credibilidad, realizaron un importante desplazamiento de sus "estructuras" y "aparatos" gremiales para garantizar el éxito de la protesta (desde Santa Fe, por ejemplo, salieron muy temprano ayer más de 50 colectivos desde las sedes de distintos sindicatos).
La concentración tuvo un importante sostén en los empleados públicos, afectados por el recorte de salarios. Pero no todos los estatales estuvieron en la plaza, sólo concurrieron los afiliados a UPCN, que responden a Daer. ATE, que integra la CTA, no se sumó a la protesta, que no contó con la adhesión de la tercera central obrera ni de la Corriente Clasista y Combativa, que lidera Carlos Perro Santillán. Tampoco los docentes apoyaron la concentración.
Además de estatales, la CGT-oficial llevó activistas y trabajadores gastronómicos, de la alimentación, mercantiles, de la construcción, de empresas privatizadas, sanidad, entre otros. Por su parte, la CGT disidente movilizó a camioneros, colectiveros, metalúrgicos, mecánicos, judiciales, aeronavegantes, rurales y taxistas.
Con la Casa Rosada de fondo y en un microcentro porteño empapelado con afiches que rezaban "De la Rúa y Cavallo no van más, la Alianza es hambre", Moyano descargó su furia contra el gobierno: "A los argentinos nos queda un arma letal, el 14 de octubre" (día de las elecciones legislativas), luego predijo que "una vez que derrotemos en las urnas el modelo económico, el 15 nos vamos a juntar para hacer un modelo nacional y popular".
En la misma línea, Daer dedicó el tramo final de su discurso para advertir que la convocatoria de ayer es la base desde la que se organizará "la resistencia" al plan económico a fin de lograr "la construcción de un país totalmente distinto".



Las CGT coparon la Plaza de Mayo y atacaron al gobierno.
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