"¿Y ahora qué hago?", cuenta Juan Carlos Plachta que él mismo se preguntó una vez que había matado a Ezequiel Andrés Valenzuela. A la pregunta le siguió una frase increíble, difícil de interpretar. "A esto no lo hago más", cuenta que se dijo y después se puso a pensar cómo deshacerse del cadáver. El Loco Carlos contó que llegó a su casa como a las 9 de la mañana. "Un pibito me llamó. Le dije que se fuera pero entró en la casa y me pidió unas monedas", narró. En su confesión aseguró que no sabe si se las dio o no, pero sí tiene presente lo que ocurrió después. Primero lo violó -en su relato hay detalles espeluznantes, que no tiene sentido divulgar- y después le puso la bolsita de supermercado en la cabeza. Más tarde fue hasta la casa de un hombre al que conocía del barrio, le pidió prestado el carrito y regresó. Una vez en su casa, metió el cadáver en una caja, lo tapó con unas ropas y trapos y cargó el bulto en el carrito. Después salió empujando el carro, cruzó la vía y arrojó la carga junto a un montón de basura. Devolvió el carro ("Yo lo vi muy tranquilo, como si nada hubiera pasado", contó el dueño) y regresó a su casa. Un rato después alguien tocó la puerta y él en persona salió a atender. Era la policía, que ahí mismo lo dejó detenido.
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