El aire se cortaba con un cuchillo. No hacía falta que fuera demasiado filoso. El clima tenso del final del partido que se observó en los jugadores de Central fue toda una sorpresa porque el resultado no sugería caras largas, más bien todo lo contrario. Pero está claro que no todo pasa por la pelota. Ni siquiera cuando se gana con un gol agónico después de ocho partidos sin triunfos en casa. Es que comenzó a escribirse el primer capítulo de la segunda novela que protagonizan los jugadores, los clubes, la AFA y Agremiados. Llegó el pago del 35 por ciento de la deuda, como estaba pautado, pero el dinero que percibió cada uno de los futbolistas no era el esperado. Ni cerca. Parece que cada cheque debía ser de 30.000 pesos, pero en realidad los valores son de 10.000. Nadie abrió la boca. "No es momento para hablar de eso", contestó lacónicamente Pizzi con un fastidio que traerá cola en los próximos días.
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