Año CXXXIV
 Nº 49.206
Rosario,
domingo  12 de
agosto de 2001
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Día del Niño. La Capital reunió a cuatro chicos para que digan qué quieren
Cuando los que eligen son los chicos
Libremente y sin la influencia de los adultos, los pibes se adueñaron de la juguetería para mirar, tocar y jugar

Eugenia Langone

¿Qué chico nunca soñó con entrar a una gran juguetería y buscar libremente todos los chiches que le gustan? Elegirlos sin que nadie le diga "eso es muy caro" y tocarlos sin que le adviertan que "no se puede", además de que le expliquen que "eso no es para su edad", que "las nenas no juegan con autitos" y que "las pistolas no son lindas porque incitan a la violencia". La gran pregunta es qué prefieren los chicos, más allá de los estereotipos y las recomendaciones de los adultos. Para averiguar eso La Capital aceptó el desafío de realizar una experiencia con cuatro chicos para que ellos mismos eligieran en su día los regalos que más les gustan. Así, sin la presencia de sus padres, ni otros adultos, cada uno de los niños se adueñó de la juguetería Toysland (Córdoba 1460) para mirar, tocar, elegir y jugar con lo que ellos quisieran.
En los últimos días, tanto padres como tíos y abuelos se preguntaron qué les podían comprar a sus chicos para el Día del Niño y, como siempre, los invadieron las dudas: si el regalo les gustaría, si sería acorde con la edad y si lo usarán por mucho tiempo, o bien lo tirarán en el primer rincón. Pero los adultos también tienen algunas certezas: a nadie se le ocurre comprarle una pelota a la nena de la casa, por más que le guste jugar con ella.
Por eso, sin la presencia de los padres, los chicos entraron de a uno a la juguetería del Palacio Minetti, donde quedaron en libertad de hacer y deshacer y ponerse a jugar como quisieran.
De los convocados, Carmen Sánchez, de tres años, es la más chiquita del grupo y va a la salita de tres del Jardín de Infantes Sol, mientras que Aylén Noldín (diez años) está en quinto grado de la Escuela 9 de Julio. Uno de los varones es Iván Gallo (ocho años) que va a segundo grado del Colegio San José, y el otro es Federico Sánchez (cinco años), alumno de preescolar del Colegio San Francisco Solano.
Cada uno, con sus gustos y costumbres, participó de la propuesta, pero a la hora de elegir ninguno recordó las preocupaciones del mundo de los grandes. Es que para muchos chicos no tiene nada de malo ser nena y quedarse con un auto, o bien que el varoncito se ponga a cocinar.
Otra de las dudas de los padres por estos días fue la de comprar o no los llamados juguetes bélicos. Es cierto que no son pocas las organizaciones a nivel local, nacional e internacional que cada año lanzan cruzadas contra este tipo de juegos. Pero no hay duda de que pistolas, ametralladoras y espadas siguen siendo preferidos de muchos varones y, por qué no, de algunas nenas.
"Fomentan la violencia y la agresividad", argumentan a veces los maestros, mientras que no son pocos los padres que aseguran que "esos juguetes convierten a la guerra en un juego y minimizan sus efectos".
Pero para otros el tema es discutible. El sociólogo Michel Maffesoli no sólo rebatió estos argumentos, sino que además desmitificó el peligro que estos juguetes pueden tener. "Estos juguetes de desafío, como espadas y pistolas, no se deben condenar porque forman parte del proceso de aprendizaje del niño", aseguró.
Como parece que a la hora de comprar juguetes todo es discutible, esta vez los que eligieron fueron los propios chicos.



Cuatro chicos eligieron sus regalos con La Capital.
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