Ezequiel se jacta de saludar con un beso a todos los profes. "Hay algunos que la tienen muy clara, tienen la mente abierta, les cabe todo", dice. Ximena y Romina no tienen problemas en la escuela aunque reconocen que no les da mucho trabajo. "Mi mamá se preocupa porque no ve me nunca estudiando y no entiende cómo puedo ser una de las mejores alumnas", asegura Romina. Belén es un poco más crítica y confiesa que a veces siente que en los últimos años de secundaria pierde el tiempo. Ignacio se atreve a ir un poco más allá. "Salvo raras y muy remotas excepciones, los profesores son un problema. Tienen menos ganas que nosotros de ir al colegio. No tienen ganas de enseñar, no tienen motivación. Por otra parte, lo encuentro lógico, porque no ganan un peso, no tienen guita. Y quién puede tener ganas de laburar cuando no ganan lo que deberían. Por consiguiente los alumnos no tienen ganas de aprender, no tienen ganas de estar en el colegio, no prestan atención, se duermen, escuchan música".
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