Más allá de los graves disturbios producidos en distintos puntos del país, los festejos del pueblo boquense por la obtención del bicampeonato de la Copa Libertadores también quedaron reflejados a lo largo y a lo ancho del país. En Rosario, el epicentro fue -como no podía ser de otra manera- resultó el Monumento a la Bandera. Pocos minutos después de terminado el partido, cientos de fanáticos xeneizes se reunieron espontáneamente y bailaron, cantaron y se acordaron de sus "primos" de Núñez casi como una constante. La movida boquense siguió durante un par de horas y recién después de algunas horas la desconcentración se produjo en medio de una gran algarabía.
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