Alrededor de mil gendarmes y una cantidad imprecisa de piqueteros continuaban anoche manteniendo escaramuzas en la localidad de General Mosconi, convertida en el epicentro de una especie de "intifada" que por ahora dejó un resultado de dos muertos, decenas de heridos y una veintena de detenidos. Los incidentes de Salta tuvieron su repercusión en la Capital Federal, donde manifestantes destrozaron la fachada de la Casa de Salta a escasos metros del Obelisco, originándose incidentes con la policía. También se realizaron marchas de solidaridad en Neuquén y Rosario (ver página 10). Durante la jornada, General Mosconi se convirtió en el escenario de permanentes escaramuzas entre el millar de gendarmes que arrojaron gases a granel y los manifestantes que respondieron con piedras arrojadas con hondas. La situación llevó a que el gobierno salteño lanzara la sospecha de que instructores de las Farc colombianas anduvieran por la zona boscosa del norte salteño "instruyendo a los piqueteros en el uso de fusiles". En las polvorientas calles de Mosconi y bajo un cielo plomizo, el avance y el retroceso de los gendarmes, luego de gasear a los manifestantes, se convirtió casi en una rutina. La gente del pueblo sólo retrocedía lo suficiente como para alejarse de los gases y volver a hostigar a las fuerzas de seguridad. En medio de esta situación, fueron enterrados los jóvenes José Barrios y Carlos Santillán, víctimas de los episodios ocurridos el domingo. En el caso de Santillán, sus parientes no supieron durante largas horas por dónde avanzar con el cortejo fúnebre hasta el cementerio, ya que la Gendarmería bloqueaba las calles. Tras uno de los nuevos enfrentamientos la Gendarmería logró detener a 27 personas, quienes intentaban retornar a la ruta nacional 34. Mientras los uniformados se mantenían a un costado de la carretera y decenas de personas aguardaban a unos 200 metros hacia adentro del pueblo a la espera de una oportunidad para volver a cortar el camino, un incendio se declaró en terrenos de la refinería de TecPetrol, supuestamente intencional y a escasos metros de los tanques que almacenan alrededor de cinco millones de litros de combustible. Como el fuego se expandió rápidamente y se acercó a unos 40 metros de los tanques, los gendarmes intentaron acercarse para extinguir el fuego pero no lo lograron por las piedras que les arrojaban los piqueteros.
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