La delegación mexicana marcó presencia en el hall del hotel César Park del barrio de Recoleta, donde permanecerán hasta hoy o mañana. Aún no lo tiene confirmado. Con su ropa azul con la inscripción Cemento Cruz Azul se mezclaron con los pasajeros del hotel, sobre todo con sus compatriotas de aquel país que se acercaron a saludar y dar ánimo para la difícil noche del próximo jueves. Entre los corrillos que circularon había un tema dominante: ¿qué se encontrarán cuando pisen la ciudad de Rosario? "Tenemos información de que en Rosario no dejan dormir a las delegaciones extranjeras", comentó el secretario técnico Carlos Mendizábal. Un empleado porteño del hotel asintió con la cabeza y subió el tono del comentario. "Sí, es muy difícil, incluso cuando viajan los equipos de Buenos Aires las hinchadas siempre tienen problemas", exageró, fogoneando el mito de la hostilidad extrema de los canallas. El dato estadístico que habla de un Central invulnerable en Arroyito (ante equipos extranjeros) también está en el conocimiento de los visitantes. Y si bien todas las declaraciones de los protagonistas hablan de salir a jugar ofensivamente y de igual a igual ante Central, en off es un secreto a voces que hay temores de que el plan falle. El equipo cementero no duda de sus cualidades futbolísticas, pero reconoce que ese buen fútbol podrá jugarse sobre el césped de Arroyito en la medida que las condiciones ambientales y sobre todo, arbitrales, se desarrollen dentro de la normalidad. La escena que se montará el jueves en el Gigante será la de una noche especial, con todos los ingredientes de las jornadas decisivas de Copa Libertadores. Cruz Azul cree en sí mismo, pero teme que el clima en el estadio le juegue en su contra.
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