Las circunstancias lo transformaron en el emblema del equipo. Los mayores, los referentes, le dieron paso a las hazañas de Laureano Tombolini. El arquero, con sus grandes atajadas, es casi el centro de atracción de un equipo que apela a todo lo que recoge a su alrededor para retemplarse y fortalecer la autoestima que le servirá para afrontar el partido más trascendente de la carrera deportiva de todos los jugadores que saltarán el jueves al campo de juego del Gigante. La referencia a los penales es imposible de soslayar. Fue el héroe de Cali; casi el exclusivo responsable de que Central esté en las semifinales de la Copa. Y por allí arranca el diálogo. "Si hay penales voy a estar nervioso como cualquiera de mis compañeros. Porque es una instancia muy difícil que puede quedar para cualquiera de los dos", advierte. -¿No influyen los cuatro penales que atajaste en Colombia si se define de esa manera? La gente va a poner sus ojos y toda su esperanza en vos. -Esperemos que incidan en el adversario y que lo lleven a cometer errores, pero te juro que no pienso en eso. Lo único que se me cruza por la cabeza es ganar el partido en los 90 minutos para no tener que sufrir después. -Pero no es un dato menor tener a un arquero que de un año al otro se transformó en un atajador de penales. -Tal vez ahora me sienta más agresivo a la hora de afrontar un penal. La experiencia me ayuda para meterme un poco más en la cabeza del rival. La decisión de ir firme hacia uno de los lados también es importante. Pero siempre dije que los penales son mucho más que suerte e intuición, son una lotería. Por eso quiero ganarlo sin necesidad de llegar a esa definición. -¿Las chances de Central se sustentan más en el juego del equipo o en la capacidad temperamental de un equipo que dio muestras de no entregarse hasta el último instante? -Van a aparecer las dos cosas. Tanto el fútbol como el temperamento. Esto último se lleva adentro y siempre sale. Sobre todo en un partido como este, que ya te predispone desde su importancia. Por lo demás, tenemos grandes jugadores que saben qué hacer con la pelota en los pies. -¿A los cuántos minutos del primer tiempo la ansiedad del público se va a transformar en un segundo rival? -No interesa eso. La gente quiere ganar en los primeros diez minutos. No se puede resolver todo en el arranque, son 90 minutos.
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